Yo
soy el que soy
Si
hemos entendido bien el anuncio lanzado estos días por Coca-Cola a toda página,
resulta que Coca-Cola no es Coca-Cola, de ahí que carezca de responsabilidades
en los despidos que Coca-Cola pretendía llevar a cabo en algunas de sus plantas
embotelladoras. Jamás se nos pasó por la cabeza, la verdad, que Coca-Cola no
fuera Coca-Cola. Nunca el capitalismo indefinido se había expresado con esta
claridad. Pero tal es el quid de la cuestión. Las grandes marcas, sin dejar de
ser ellas, podrán no serlo en el futuro cuando las circunstancias así lo
requieran. Es como si yo, que soy Juan José Millás,
dejara de serlo cuando me pillaran atracando una mercería. Tras la acusación
policial, lanzaría un comunicado de siete u ocho puntos explicando a la opinión
pública que Juan José Millás no
es Juan José Millás.
Pidan ustedes responsabilidades por el atraco a la planta embotelladora de Juan
José Millás.
Ahora bien, mucho me temo que esta nueva modalidad de existencia consistente en ser y no ser al mismo tiempo quedará reservada para las grandes fortunas. Las clases medias no dispondremos de medios para el alquiler de avatares que nos hagan el trabajo sucio. Si usted necesita romper con su cónyuge tendrá que hacerlo sin intermediarios. No le será posible ser sustituido por una planta embotelladora contratada para estos fines. No podrá solicitar el divorcio asegurando que usted, Francisco López García, por poner un ejemplo, no es Francisco López García en el momento de la ruptura. “Yo soy el que soy”, le dijo Dios a Moisés. Esta frase posee una carga semántica de tal naturaleza que ha recorrido los siglos siendo objeto de multitud de interpretaciones. Nadie había sido capaz de superarla. Nadie, excepto Coca-Cola, que al decir “Yo soy la que no soy”, ha colocado el listón en un lugar imposible de superar incluso para Dios.
Ahora bien, mucho me temo que esta nueva modalidad de existencia consistente en ser y no ser al mismo tiempo quedará reservada para las grandes fortunas. Las clases medias no dispondremos de medios para el alquiler de avatares que nos hagan el trabajo sucio. Si usted necesita romper con su cónyuge tendrá que hacerlo sin intermediarios. No le será posible ser sustituido por una planta embotelladora contratada para estos fines. No podrá solicitar el divorcio asegurando que usted, Francisco López García, por poner un ejemplo, no es Francisco López García en el momento de la ruptura. “Yo soy el que soy”, le dijo Dios a Moisés. Esta frase posee una carga semántica de tal naturaleza que ha recorrido los siglos siendo objeto de multitud de interpretaciones. Nadie había sido capaz de superarla. Nadie, excepto Coca-Cola, que al decir “Yo soy la que no soy”, ha colocado el listón en un lugar imposible de superar incluso para Dios.
Juan José Millás (El País, 21 de febrero de 2014)
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