martes, 22 de diciembre de 2020

Diccionario ideológico de JULIO CASARES

 Os pongo aquí una foto del cuadro sinóptico principal de la primera parte del Diccionario ideológico de la lengua española de Julio Casares, obra magna de nuestra lexicografía. Publicado por Gustavo Gili y cuyo lema reza así: «Desde la idea a la palabra, desde la palabra a la idea». El otro día no la pude proyectar. Como podéis ver, resume todo lo conocido —lo nombrado: «Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo» (Wittgenstein, Tractatus; 5.6.)— en 38 epígrafes: abrumadora capacidad de síntesis, a la que podemos poner algún PERO, o podemos discutir, pero es un interesante punto de partida para reflexionar sobre cómo categorizar el universo. (Espero que lo podáis ver bien.)


Felices fiestas




domingo, 1 de noviembre de 2020

Un artículo sobre una realidad que nos circunda y que ignoramos

 

El no-lugar, o cómo las ciudades carecen de identidad

    Los centros comerciales, las autopistas o las estaciones de autobús son 

    espacios en los que las personas no pasan de ser simples usuarios. 

    A pesar de pasar en ellos gran parte de su día, no generan lazos y sus 

    relaciones se basan en el consumo

    Samuel Martínez, eldiario.es, 31 de octubre de 2020

            Si, como se suele decir, los lugares son las personas que los habitan, los no-lugares deberían ser las no-personas que los habitan o, quizás, los lugares que no habitan las personas. Sea como fuere, y más allá del trabalenguas, quien acuñó el término en 1992 fue el antropólogo francés Marc Augé y de él explicó algo así como que un "no-lugar es un espacio intercambiable donde el ser humano permanece en el anonimato".

Dentro de esos sitios de los que, por cierto, una ciudad como Madrid está repleta, las personas nos relacionamos más bien por cuestiones de consumo —de compraventa— y difícilmente establecemos lazos afectivos. Según especifica el propio Augé, si una cara de la moneda es el hogar tradicional —donde los individuos viven, confraternizan, aman, odian y, en definitiva, tienen una identidad—, la otra son los no-lugares, espacios vacíos de significado emocional e identitario. Los centros comerciales, las estaciones de tren, los aeropuertos y el propio Metro son algunas de las localizaciones que cualquier ciudadano visita con frecuencia y en las que, habitualmente, no ejerce más papel que el de usuario. Todas ellas, por tanto, encajan en esa definición de "no-lugar", pero... ¿es posible humanizarlas?

Es una pregunta cuya respuesta deberían compartir antropólogos, sociólogos, arquitectos y expertos en urbanismo. En este caso, Antonio Torres, arquitecto en el despacho de Rafael Moneo, afirma que sí, que esa transición ya se ha producido en varios ámbitos. "Solo hay que pensar en las oficinas, en nuestros puestos de trabajo", aclara. "Las oficinas de los años 80s eran cubículos o mesas separadas, donde los empleados iban a trabajar como autómatas y donde era muy difícil establecer relaciones entre los compañeros".

Sin embargo, hoy por hoy las empresas se han dado cuenta de que "creando un espacio agradable donde apetezca quedarse", fomentando la confianza entre los compañeros y generando lazos entre el propio espacio y el trabajador, los resultados son mejores. Es el ejemplo perfecto de un no-lugar que se ha convertido en un lugar y que ha mejorado la vida de quienes lo ocupaban. Ha sido clave, entonces, que al ritmo que han ido cambiando las necesidades de las empresas, la arquitectura haya sabido modificar la estructura de las oficinas. No hubiera sido posible un cambio sin el otro.

"Un ejemplo parecido", señala Torres, "es el de los centros comerciales". La transición de un no-lugar a un lugar también puede ser generacional. "Los adultos de hoy no entendíamos los centros comerciales como un sitio de ocio o de encuentro", apunta el arquitecto: "Para nosotros eran simplemente espacios de compra y de consumo". En cambio, las generaciones más jóvenes los han provisto de identidad, "se sienten cómodos relacionándose dentro de ellos". No es difícil encontrar, en la actualidad, grupos de adolescentes que en lugar de ubicar su ocio en las calles de los cascos históricos o en entornos abiertos, prefieran la comodidad del centro comercial, donde encuentran una variada oferta recreativa. En este caso, los expertos señalan que la necesidad constante de recibir nuevos estímulos que tienen los nativos digitales es la que los ha llevado a transformar un no-lugar –como hasta ahora era el centro comercial– en un lugar.

El peligro del anonimato

Pero, ¿no otorga el anonimato una cierta comodidad? Antonio Torres recuerda el libro El no-lugar. Una antropología de la sobremodernidad, en el que Marc Augé definía el concepto. "Es cierto que en el anonimato que da el supermercado", reflexiona, "donde solo hay que comunicarse para llevar a cabo una transacción comercial, es fácil sentirse cómodo". Pasar tiempo en un no-lugar permite a los individuos evitar someterse al "desenmascaramiento de su identidad" que ejercen el resto de personas con él, tal y como apunta el propio Augé. Sin embargo, no solo las grandes superficies pueden constituir no-lugares, sino que también las propias calles pueden serlo. "Hay que tener en cuenta que es un concepto flexible", desliza Torres: "Donde yo veo un lugar, porque en él he creado lazos con el espacio y con la gente, puede que tú no lo veas en absoluto".

"Piensa en una estación de Metro", propone. "Un usuario común se monta en el tren, llega a su destino y baja". Lo más probable es que no haya hablado con nadie durante el trayecto, como máximo habrá escuchado "la megafonía que avisa de cada parada". Nada más. Para el resto de los pasajeros, es un usuario sin identidad, imposible generar sentimientos hacia él. "Piensa ahora", sorprende, "en un músico que toca y canta cada tarde a la misma hora en un rincón de la estación". En ese caso, el propio músico le da identidad al espacio y los usuarios del Metro pueden desarrollar algún tipo de lazo emocional con él.

Con todo, si en algo hay acuerdo es que efectivamente los lugares –y los no-lugares– son las personas que los habitan y los frecuentan, aunque también las relaciones que se generan en ellos. Queda claro, al mismo tiempo, que la tendencia se encamina a humanizar esos no-lugares y, en la medida de lo posible, convertirlos en lugares. Al fin y al cabo, todo el mundo se siente más cómodo en una oficina de Silicon Valley que en una gris de los años 80. A todo el mundo le gusta —salvo un lunes a las 8 de la mañana— un buen cantautor en el Metro.

lunes, 26 de octubre de 2020

Comentario de texto para el viernes 30 de octubre

    En una época anterior en que “mi mundo” se disgregaba (se iba a la mierda directamente), hallé cierto consuelo en estudiar la historia cultural de la melancolía. Leí todo lo que caía en mis manos, ensayos clásicos y modernos, investigué para conocerme a mí misma.
    Aunque habitualmente se usa como sinónimo de tristeza o depresión, lo cierto es que es mucho más que una afección del alma o la psique: la melancolía es un concepto vertebrador de épocas enteras y motor de creación, mucho más de lo que se imagina.
    He afirmado entonces y ahora que es, más allá de un síntoma de carácter, una forma de conocimiento del mundo, un visaje del pensamiento: el melancólico, la melancólica, no son seres oscuros abismados u obsesionados con la muerte. Antes, es alguien que conoce profundamente la impotencia del ser humano y el desastre que lo circunda, y aun así insiste en confiar en el futuro; a pesar de tener todas las señales en contra, a pesar de la deriva autodestructiva  y a pesar de sí mismo. Hay ejemplos de guerrilleros melancólicos y de luchadoras melancólicas que fueron, en esencia, seres divididos entre la derrota anticipada y la necesidad de sentir agarre en este mundo.
    Agarre. El melancólico lleva dentro una ausencia. La condición melancólica es la experiencia del agujero metafísico del que brota la tristeza. Lo que anhelamos es eliminar ese hueco que sentimos entre nosotros y las cosas, hacer patente esa vinculación necesaria para respirar y vivir entre nuestros semejantes. Perseguimos aferrarnos a esa interconexión, mantenernos atados al mundo y sus batallas, para no soltarnos en el espacio frío que es la existencia. Ese agujero, esa distancia, se intenta llenar con mil estrategias: solidaridad, ideales, justicia (o hambre de la misma) y nunca se consigue del todo, pero se insiste. Si algo es el melancólico es un tozudo. Mi melancolía favorita está hecha de ese impulso, nacido en el mismo centro del pecho, por acortar la distancia (y el dolor que produce) y comprometerse con el prójimo.
    Prójimo es una palabra bella: similar a vecino, cercano, semejante. Cuando el confinamiento nos impuso esta otra distancia, pensé mucho en esta palabra. “Prójimo” como “cualquiera que se me parece”. Como cualquiera que puede ser infectado. Ellos, yo, no hay distancia para ese pedacito de proteína que nos enferma. Confiar en el prójimo. Cuidar del prójimo. La pandemia podría haber puesto de relieve algo así de evidente, y por un tiempo existió la oportunidad. Pero, a siete meses, muchas de las respuestas políticas y sociales han consistido en lo contrario: desvincularnos.
    Se ha echado la culpa a nacionalidades o grupos raciales, se ha abandonado a los viejos, se han creado campos de encierro para enfermos, se ha dejado a su suerte a villas y guetos, se quiere dividir ciudades en barrios, se ocultan los condicionantes y se lavan las manos. Se insiste en los jóvenes, los niños, en cualquier “otro” intercambiable, repentino y demonizado. Se apela a la “responsabilidad individual” mientras se deshacen uno a uno los lazos que nos corresponde a todos mantener. En esta lenta crisis que se nos echó encima, a algunos les interesa acabar con toda solidaridad.
    La melancolía me arrasa a medida que se patenta ese mundo. La “responsabilidad individual” que afrontamos es esta: reaprender a vivir juntos, impedir que desmantelen los lazos. El melancólico puede vivir en un mundo imperfecto, lo que nadie puede afrontar es un mundo en que “no hay alternativa”.
    (Carolina León, «Elegía de los comeflores melancólicos», El Salto, 22 de octubre de 2020)


Comentario de texto resuelto (por un alumno): «Elegía de los comeflores melancólicos» de Carolina León.

1a) El tema es la reivindicación de la melancolía como forma de solidaridad y vinculación social.

Su estructura es inductiva, puesto que la tesis sobre lo que se piensa de la melancolía se focaliza al final; y con progresión de tema evolutivo.

1b) En su estructura, el texto está formado por 39 líneas dispuestas en prosa y divididas en siete párrafos no demasiado extensos.

En cuanto al plano fónico-gráfico, se caracteriza por una enunciación fundamentalmente enunciativa, entrecortada con algunos breves paréntesis aclaratorios, y el uso de comillas para destacar palabras.

Para continuar con el plano léxico-semántico, se puede observar la presencia de varios campos semánticos relacionados con el tema del texto: uno relativo a lo emocional («tristeza, depresión, psique, melancolía») y otro ligado al valor de la solidaridad («prójimo, vecino, cuidar, solidaridad»). Por otra parte, se aprecia que el registro del texto es estándar, si bien con alguna expresión coloquial —por no decir vulgar— como la de la línea 1, o algunas palabras cultas, como «visaje» o «afección». Aunque en el resto del escrito abunda un léxico abstracto, propio de un texto argumentativo en el que, además, son importantes las funciones representativa y expresiva. Algunas expresiones connotativas, precisamente, también aportan subjetividad al texto: «mi mundo», «guerrilleros melancólicos», «pedacito de proteína»... Reflexión aparte merece el título del texto, donde aparece el término «comeflor», claramente valorativo: persona soñadora, hippie, que intenta llevarse bien con todo el mundo.

Ya en el plano morfosintáctico, se puede destacar la abundancia de verbos en forma impersonal («se quiere, se insiste, se apela») o el uso de pasivas reflejas («se ha echado, se usa, se deshacen»). Más allá de ello se pueden encontrar terceras personas («lleva, circunda») y, sobre todo, el verbo copulativo «es». Estas características sintácticas descritas aportan un tono impersonal que trata de dar visos de objetividad a lo que plantea la autora; sin embargo, también existen marcas de subjetividad, como el uso de la primera persona —tanto de singular como de plural— («hallé, investigué, he afirmado, perseguimos»...). Por otro lado, en cuanto a los tiempos verbales empleados, se hallan numerosos verbos en presente atemporal («es, hay, perseguimos»), pretérito perfecto compuesto —lo que denota que trata ciertos temas y hechos actuales— («he afirmado, ha echado, han creado») y, en menor medida, otros tiempos del pasado, como el pretérito perfecto simple («hablé») o el pretérito imperfecto («disgregaba», «iba», «caía») cuando habla sobre experiencias personales.

Por último, en lo tocante al plano pragmático-textual, se pueden encontrar diversos mecanismos de cohesión, tales como la elipsis (entre las líneas 5 y 7, la palabra melancolía no aparece pero el párrafo trata sobre este concepto), la repetición (la palabra anterior aparece siete veces; y la palabra «prójimo» cinco veces). En cuanto a la deixis, se encuentra una externa al final del quinto párrafo: «en siete meses», que hace referencia a todo el periodo de la pandemia si contamos hacia atrás desde la fecha de publicación del artículo (22 de octubre). Otra externa importante es cuando se refiere a «algunos» hacia el final del sexto párrafo, que remite a las personas que no buscan una respuesta solidaria a la actual crisis. Deixis interna anafórica como el «lo» de «el desastre que lo circunda» que remite a «ser humano». Hay pocos marcadores textuales: alguno temporal y el «Aunque» que abre el párrafo 2, que es de oposición. Asimismo, el texto tiene una serie de inferencias, esto es, de información que la autora da por supuesta, por ejemplo, en el penúltimo párrafo se alude a los acontecimientos sobrevenidos por la pandemia, y en la última línea, la afirmación totalizadora «no hay alternativa» como muestra de la visión que mucha gente tiene del mundo, pronunciada por Margaret Thatcher unos cuarenta años atrás.

En cuanto a los elementos estilísticos, se puede mencionar que dos párrafos empiezan analizando la palabra con la que han acabado el anterior, generando un efecto cascada. O los símiles con los que se vincula la palabra «prójimo». Bastante literario es el título, en el que se menciona una subgénero de la lírica como es la elegía.

1c) Se trata de un texto argumentativo, ya que, por todo lo analizado anteriormente, se puede concluir que la función predominante es la expresiva (visión particular de la autora sobre lo que es la melancolía), la apelativa (emplea bastante el pronombre «nos» para hacernos partícipes de lo que plantea) y el objetivo del texto es la defensa de una tesis: la importancia de la melancolía en la sociedad actual y como constructora de solidaridad).

Por otra parte, en cuanto a la tipología textual, se ve que es un artículo de opinión, puesto que aparece publicado en El Salto, tiene una extensión relativamente grande y expresa las ideas de la autora sobre un asunto no exactamente actual. No obstante, precisamente por este carácter abstracto (casi filosófico) de lo que sostiene, podría encuadrarse en el ámbito humanístico.

2) En primer lugar, la autora describe su visión particular del concepto de melancolía, como punto de partida de su argumentación. Después analiza las características de los melancólicos, reivindicando su valor. Prosigue su análisis señalando los valores de cohesión social que da la melancolía, más en el actual escenario epidemiológico, y criticando ciertas actitudes insolidarias. Finalmente, concluye con una visión en la que destaca el valor solidario de la melancolía como única respuesta posible.


domingo, 25 de octubre de 2020

Vigencia de Luces de bohemia

   Enlazo a este artículo de hoy mismo en que se habla de la censura en Luces de bohemia, su proceso creativo relacionado con la gripe de 1918 y de su pervivencia entre los dramaturgos de hoy día. Al final de la reseña, hay unas cuantas opiniones de autores actuales sobre esta obra de Valle-Inclán que señalan su importancia. Podríais rescatar alguna para vuestra pregunta 7. Y hace unos meses salió este otro artículo, cuando se cumplían los 100 años de la primera publicación de la obra; también recomendable.


PAUTAS COMENTARIO DE TEXTO

Aquí os vuelco —actualizada— la guía general para hacer un comentario de texto. He puesto en gris aquellos aspectos que tienen poca relevancia para el comentario, tal cual lo piden actualmente en la EVAU. Y entre corchetes indico con qué preguntas de la EVAU se corresponden los puntos de esta guía. En azul indico conceptos o ideas que tenéis que repasar por vuestra cuenta puesto que corresponden a cursos anteriores.

I. LECTURA

1 Lectura atenta del texto. Comprensión del significado de todos los términos (hacer uso del diccionario si es posible/necesario). Captar el sentido literal y el figurado (para ello puede que sea necesaria más de una lectura). Hay que numerar las líneas/versos del texto de cinco en cinco.

II. INTRODUCCIÓN

2 Localización. Conocer la modalidad textual, el contexto histórico y cultural ayuda a entender mejor el contenido de un texto. Los siguientes aspectos deben ser puntualmente justificados:

2.1. Tipología textual: textos de ámbito familiar, textos de ámbito académico, textos humanísticos, textos jurídico-administrativos, textos periodísticos (de opinión o de información: columna, editorial, artículo, noticia, reportaje, cartas al director), textos científico-técnicos, anuncios publicitarios, textos literarios (poesía o lírica, épica o narrativa, teatro o dramática, ensayo o didáctica). Cada uno de los cuales tiene sus características y subgéneros que hay que conocer (repasar resúmenes de cada tipología). [1c]

2.2. Modalidad textual: narrativos, descriptivos, dialogados, expositivos, argumentativos. Sin olvidar que cada modalidad tiene sus características (repasarlas) y que pueden aparecer varias en un mismo texto. En relación a la modalidad textual hay que señalar la/s función/es del lenguaje predominantes (representativa, fáctica, apelativa, poética, metalingüística, expresiva). [1c]

2.3. Época, autor y situación. Hay que tener en cuenta la fecha de publicación del texto y el contexto histórico en el que ha sido escrito. Conocer algunos datos sobre el autor/a y el movimiento literario al que pertenece pueden ayudar a la comprensión del texto. Localizar el texto dentro de la obra a la que pertenece el fragmento.

III. DESARROLLO

[Después de un esquema/boceto de trabajo (apuntar los campos semánticos en la hoja con colores, o los tiempos verbales), se ha de construir una composición organizada, en donde el andamiaje de nuestro trabajo inicial no se aprecie. La aportación de conocimientos pertinentes puede enriquecer el conjunto. La idea principal, el tema central del texto debe ser el hilo conductor de nuestro comentario; esta idea se apoya en otras subordinadas, que sirven también para justificarla. Los análisis deben articularse lógicamente y estar justificados formalmente por medios lingüísticos. Las citas textuales deben respetarse señalándolas entrecomilladas y acompañadas del número de la línea en que se encuentran.]

3 TEMA: Idea o ideas centrales que dan singularidad al texto. Debe ser, en cierta forma, la síntesis de los ejes temáticos observados anteriormente. Es el momento más difícil de un comentario porque exige un esfuerzo de abstracción y síntesis considerable. [1a]

4 Resumen. Resumir el contenido de un texto en un máximo de 4-6 líneas demuestra si se ha entendido correctamente, y si se distingue lo fundamental de lo accesorio. No se debe parafrasear el texto, debe enunciarse en 3.ª persona y hay que dar cuenta (sucintamente) de todo el contenido. [2]

5 Estructura lógica del texto. En torno a las palabras clave se pueden organizar los ejes temáticos que van a dar unidad al conjunto y que nos van a servir para construir un comentario coherente. Las ideas se articulan en el texto de forma progresiva y siguiendo un orden que debemos encontrar. [1a]

6 Análisis de las características lingüísticas y estilísticas. [1b]

6.1. Estructura externa. En la prosa hay que analizar la construcción de las frases, el número de párrafos… (Si está en verso hay que hablar de estrofas.)

6.2. Estructura interna. Cómo se interrelacionan las ideas a lo largo del texto: ver qué se repite, qué se contrapone:

6.2.1. Plano fónico-gráfico: comentar la entonación del texto (enunciativa, interrogativa, exclamativa...), las repeticiones, aliteraciones, onomatopeyas, ritmo, rima (si está en verso, repasar un apéndice de Métrica sobre arte mayor/menor, estrofas, rimas, etc.). Qué atmósfera sonora hay en el texto: sugieren impresiones o reproducen fónicamente la realidad. También hay que observar los elementos no lingüísticos o gráficos, como mayúsculas, negrita, cursivas, comillas, capítulos, paréntesis, guiones, iconos, etc.

6.2.2. Plano léxico-semántico. A partir de las palabras clave, podemos describir los campos semánticos (con ejemplos concretos en cada uno; entrecomillando las palabras).

- Elementos de valoración y connotación: adjetivos, adverbios, sustantivos…

- El registro (o registros) del lenguaje empleado indica la atmósfera del texto. Destacar alguna palabra.

- Atención a dobles sentidos (dilogía), juegos de palabras, neologismos, sentido figurado, ironías, sarcasmos, etc.

6.2.3. Plano morfosintáctico:

- Persona/s del discurso (tanto en la persona verbal como en en los pronombres o determinantes).

- Tiempo: señalar los tiempos verbales —principales y secundarios—, modo de las acciones (verbos) y perífrasis si las hay (repasar los tiempos verbales y una tabla de perífrasis). Atendiendo también a los usos desplazados de los tiempos (repasar información sobre estos usos).

- El tipo de oraciones (simples, compuestas, subordinadas), la longitud y organización de las frases (adverbios, conjunciones…) ponen en evidencia el sistema enunciativo del discurso, es decir, las relaciones entre el emisor y el receptor autor, narrador, narratario, lector. Indican el punto de vista del emisor y su posición.

6.2.4. Elementos pragmático-textuales. Justificar por qué es un texto atendiendo a las 3 características básicas: coherencia (tema > 1a), adecuación (>1c) y cohesión:

- Repeticiones, sustituciones (por sinónimos o hiperónimos), recurrencias, elipsis, deixis (externa o interna, y esta anafórica o catafórica) y marcadores o conectores textuales o discursivos (repasar tabla con tipos).

- En lo pragmático, atender a las relaciones que se establecen entre emisor y receptor; las inferencias (intención última del texto o deducciones que se dan por supuestas), contexto socio-cultural...

6.2.5.Elementos estilísticos. Crean una atmósfera imaginaria propia de la creación literaria, pero no son mecanismos exclusivos de la literatura.

- Análisis de imágenes (comparaciones, metáforas, metonimias) u otras figuras retóricas (repasar algún anexo de Figuras retóricas). También se pueden haber ido analizando en cada uno de los planos.

IV. CONCLUSIÓN

7 Conclusión final. Hay que hacer un balance de lo analizado; no quedarnos solamente en lo observado sino ir más allá. Resumir el interés del pasaje; indicar —si nuestros conocimientos nos lo permiten— el interés de la obra, sus relaciones con otras obras del autor/a o con otros textos; el valor simbólico del texto. Sacar del mero análisis una reflexión o enseñanza ulterior.

lunes, 12 de octubre de 2020

Louise Glück, premio Nobel de Literatura 2020

EL DESEO

¿Te acuerdas de cuando pediste un deseo?

Yo pido muchos deseos.

Cuando te mentí
sobre lo de la mariposa. Siempre me pregunté
qué pediste.

¿Qué crees que pedí yo?

No sé. Que volvería,
que al final de alguna manera estaríamos juntos.

Pedí lo que siempre pido.
Pedí otro poema.

lunes, 5 de octubre de 2020

Temporización del curso 2020-2021

A continuación os doy la temporalización de este curso: he marcado en verde las fechas en las que hay entregas de trabajos y en azul las fechas de exámenes.


PROGRAMACIÓN TEMPORIZADA DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA DE 2.º BACHILLERATO. CURSO 2020-2021


1.er TRIMESTRE

14-18 de septiembre: Lectura de Luces de bohemia de Ramón María del Valle-Inclán, al tiempo que hacemos sintaxis y morfología de algunos fragmentos. (4 sesiones)

21-25 de septiembre. Repaso del comentario de texto: teoría y práctica. (2 sesiones) Lectura y dudas de Luces de bohemia de Ramón María del Valle-Inclán. (4 sesiones)

28 de septiembre-2 de octubre. Repaso de sintaxis y morfología. (4 sesiones)

5-9 de octubre. Comentarios de texto: práctica. (1 sesión) Textos periodísticos. (1 sesión) Textos humanísticos. (1 sesión) Textos científico-técnicos. (1 sesión)

9 de octubre: entrega de texto argumentativo a favor o en contra de la importancia lingüística y social de la ortografía.

13-16 de octubre. El texto: adecuación, coherencia y cohesión. (1 sesión) Marcadores y conectores. (1 sesión) Práctica de comentario (1 sesión).

19-20 de octubre. Práctica de comentarios de texto. (1 sesión) Repaso y dudas para el examen. (1 sesión)

21 de octubre: EXAMEN de Lengua: comentario de texto (1abc, 2), texto argumentativo (3), sintaxis y pregunta de Lengua (4ab). [1 hora]

23 de octubre: resolución —si la han hecho todos— de la prueba del día 21 de octubre.

26-30 de octubre: Tema 1: Resolución de dudas sobre el Modernismo (1/2 sesiones). Resolución de dudas sobre la Generación del 98 (1/2 sesiones). Repaso de sintaxis y morfología.

30 de octubre: entrega de comentario de texto 1 [se colgará en el blog yonosoylipo.blogspot.com].

2-6 de noviembre. Resolución de dudas sobre el tema 2: Literatura del Novecentismo y Vanguardias (2 sesiones). Resolución de dudas sobre el tema 3: Literatura de la Generación del 27 (2 sesiones).

6 de noviembre: entrega de pregunta desarrollada sobre Luces de bohemia.

9-13 de noviembre. Dudas sobre Luces de bohemia. (1 o 2 sesiones) Repaso y dudas para el examen. (2 o 3 sesiones)

18 de noviembre: EXAMEN de comentario de texto (1, 2), Literatura (temas 1, 2 ó 3), y lectura (Luces de bohemia). [1 h. 10 m.]



PROGRAMACIÓN DE LENGUA Y LITERATURA 2.º BACHILLERATO

2.ª EVALUACIÓN

20 de noviembre: Revisión del examen de la 1.ª evaluación.

23-27 de noviembre. Literatura: resolución de dudas sobre el tema 4: el teatro antes de 1939. (2 sesiones) Se alternará con repaso de comentario de texto. (2 sesiones)

30 de noviembre y 1-4 de diciembre. Repaso sintaxis y morfología. (4 sesiones)

7-11 de diciembre: Resolución de dudas sobre el tema 5 de Literatura: narrativa 1939-1975. Análisis de textos relacionados. (4 sesiones)

11 de diciembre: entrega de texto argumentativo a favor o en contra de que en ciertas profesiones se sustituya un horario fijo de trabajo por otro flexible a cambio de una determinada productividad.

14-18 de diciembre. Prácticas de comentario de texto y sintaxis. (3 sesiones) Día sin Libros.

11-15 de enero. Resolución de dudas sobre el tema 6 de literatura: el teatro desde 1939 hasta nuestros días. (2 sesiones) Dudas sobre Entre visillos. (2 sesiones)

15 de enero: entrega de comentario de texto (modelo A: mirar blog).

18-19 enero: dudas para el examen.

20 de enero: EXAMEN tipo EVAU: comentario de texto, texto argumentativo, sintaxis, pregunta de Lengua, tema de Literatura (del 1-6) y Lecturas. (2 opciones a elegir; 1 hora 30 minutos)

22 de enero: resolución —si la han hecho todos— de la prueba del día 20 de enero.

25-29 de enero: Textos jurídico-administrativos. (1 sesión) Textos publicitarios. (1 sesión) Práctica de comentario de texto, sintaxis y pregunta de Lengua. (2 sesiones)

29 de enero: entrega de pregunta desarrollada sobre Entre visillos.

1-5 de febrero: Práctica de comentario de texto, sintaxis y pregunta de Lengua. (4 sesiones)

5 de febrero: entrega de texto argumentativo a favor o en contra del teatro como espectáculo en relación con el cine y la televisión.

8-12 de febrero: Práctica de comentario de texto, sintaxis y pregunta de Lengua. (4 sesiones)

15-16 de febrero: dudas para el examen.

17 de febrero: EXAMEN tipo EVAU: comentario de texto, texto argumentativo, sintaxis, pregunta de Lengua, tema de Literatura (del 1-6) y Lecturas. (2 opciones a elegir; 1 hora 30 minutos)



3.er TRIMESTRE

19 de febrero: Revisión del examen de la 2.ª evaluación.

22-26 de febrero: temas 8 y 9 de literatura: dudas y ampliación a partir de textos. (4 sesiones)

1-5 de marzo: Dudas sobre Soldados de Salamina. (2 sesiones) Práctica de comentario de texto, sintaxis y pregunta de Lengua. (2 sesiones)

8-12 de marzo: Práctica de comentario de texto, sintaxis y pregunta de Lengua. (4 sesiones)

10 de marzo (por confirmar): RECUPERACIÓN DE PENDIENTES DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA I (1.º de Bachillerato)


12 de marzo: entrega de texto argumentativo (2 temas, a elegir) a favor o en contra de la independencia de la mujer fuera del matrimonio / A partir del texto, exponga su opinión de forma argumentada sobre la conveniencia de hablar más de una lengua en la sociedad actual

15-19 de marzo: Práctica de comentario de texto, sintaxis y pregunta de Lengua. (4 sesiones)

19 de marzo: entrega de pregunta desarrollada sobre Soldados de Salamina.

22-24 de marzo. Repaso de comentario de texto, sintaxis y lengua.

6-9 de abril. Repaso y dudas para el examen.

12-13 de abril: Repaso y dudas para el examen.

14 de abril: EXAMEN tipo EVAU: comentario de texto, argumentación, sintaxis, pregunta de Lengua, tema de Literatura (temas 7 y 8) y Lectura (2 opciones a elegir; 1 h. y media)

16 de abril: Revisión del examen del día anterior.

19-23 de abril: Repaso de comentario de texto, sintaxis y lengua.

23 de abril: entrega de comentario de texto (modelo A: mirar blog).

26-30 de marzo al 1 de mayo: repaso y dudas: comentarios, sintaxis, ortografía.

3-4 de mayo: repaso y dudas: comentarios, sintaxis, ortografía.

5 de mayo: EXAMEN tipo EVAU: comentario de texto, argumentación, sintaxis, pregunta de Lengua, tema de Literatura y Lectura (entran todos los temas y las lecturas; 2 opciones a elegir; 1 h. y media)

6 de mayo: Revisión del examen del día anterior.

jueves, 24 de septiembre de 2020

Reflexión sobre las redes sociales

              Enlazo a un artículo que analiza un documental sobre redes sociales que puede ser interesante. ¿El artículo o el documental? Los dos. El primero porque analiza los pros y contras del documental. El segundo porque reflexiona sobre los pros y contras de las redes sociales.

lunes, 15 de junio de 2020

Comentario de texto


Cuidados sí, guerra no

El uso de terminología militar por parte de diferentes mandatarios ha sido ampliamente debatido. Lo que no ha sido tan debatido es cómo este lenguaje refuerza el imaginario patriarcal.

Ana Delso Atalaya, El Salto, 1 de junio de 2020


El uso de terminología militar —personal sanitario en primera línea, personal médico en las trincheras, la sociedad en la retaguardia, el ejército de sanitarios, las trincheras de la sanidad—, por parte de diferentes mandatarios y responsables de administraciones públicas, ha sido ampliamente debatido desde que comenzó la respuesta institucional a la pandemia. Lo que no ha sido tan debatido es cómo este lenguaje refuerza el imaginario patriarcal de combate, lucha y competitividad, instalándonos de nuevo en lógicas de masculinidad hegemónica.
Si algo ha puesto sobre el tapete esta pandemia es la vulnerabilidad de los cuerpos y si algo ha removido es la ilusión de omnipotencia occidental. El efecto de la pandemia podría habernos hecho reflexionar sobre esto: sobre la vulnerabilidad de los cuerpos, la fragilidad de las personas, la interdependencia mutua y, por tanto, la necesidad de cuidados, poniendo en el centro del debate los cuidados y cómo proveerlos de la mejor manera posible. Sin embargo, el deslizamiento hacia la batalla, la guerra, la contienda pone en evidencia que este modelo de sociedad coloca otra vez el desafío en vencer, trae de vuelta el delirio de la omnipotencia de las sociedades occidentales, la ilusión de que cualquier desafío se puede vencer.
Debemos ajustar nuestro crecimiento económico a las necesidades y pensar sistemas de cuidados, no para las crisis sanitarias, sino para que la vida sea vivible
Sin duda, las sociedades occidentales tienen mayor capacidad de respuesta ante este desafío que otras sociedades empobrecidas, pero no somos invulnerables, no podemos controlarlo todo. Esta evidencia debería ayudar a vernos a nosotros mismos desde una visión más humilde: somos una especie más en un ecosistema amplio que debemos respetar y no depredar y desde esa evidencia transformar nuestro modelo de desarrollo en dos direcciones: ajustar nuestro crecimiento económico a las necesidades y pensar sistemas de cuidados, no para las crisis sanitarias, sino para la vida, para que la vida sea vivible, como plantea Amaia Pérez Orozco en Crisis multidimensional y sostenibilidad de la vida.
La respuesta social e institucional, sin embargo, no se ha dirigido a reflexionar sobre esta vulnerabilidad y sobre las estrategias de cuidados —tanto prestados desde el ámbito público como comunitario y social—. De momento, se han activado respuestas de lucha frente al virus, no se ha pensado cómo poner los cuidados en el centro. No es casual que muchas de las personas mayores fallecidas residieran en residencias, la mayor parte de ellas de gestión privada. ¿Qué nos está diciendo esto sobre nuestro modelo de cuidados? ¿Está siendo una respuesta llevar a las personas al final de su vida a residencias de gestión privada?
El discurso militar desplaza la atención en primer ligar a un estado emocional de alerta, de frente común frente al enemigo. La mirada se desplaza al enemigo, en lugar de desplazarse hacia nosotras y nosotros como sociedad, preguntándonos sobre qué modelo de desarrollo queremos: aquel que privilegia el crecimiento por encima de todo, poniendo la reproducción y los cuidados al servicio del capital o aquel que privilegia los cuidados y pone la economía al servicio de estos.
El recurso a lo bélico saca de escena lo cotidiano, lo habitual, arrincona el gran tema de los cuidados, asumidos casi en su totalidad por mujeres, el tema de la dependencia, el tema de la reducción del consumo. En definitiva, refuerza un imaginario social de excepcionalidad, un imaginario patriarcal, que vuelve a dejar de lado aquello que no es la contienda o la competencia: los cuidados, el medio ambiente, la dependencia.
Si el lenguaje refleja una forma de representarnos la realidad, tenemos que hablar desde otros lugares, con otros lenguajes, para contrarrestar esta representación bélica de lo que no es sino una pandemia.

jueves, 11 de junio de 2020

La importancia de los libros y otro par de cosas

Os enlazo a esta charla de Irene Vallejo, que ha escrito un libro maravilloso sobre la historia de la escritura y del LIBRO. Aquí además comenta la importancia de la mujer como transmisora de conocimientos y textos (textiles). Si os interesa este corte, podéis ir a la entrevista completa, que dura 40 minutos, y si os sigue interesando lo que cuenta, podéis buscar su libro y leerlo. Muy recomendable. Está en ebiblio (la red digital de bibliotecas de la Comunidad) o lo podéis adquirir en vuestras librerías de Leganés, que seguro que necesitan el apoyo de lectores como vosotros.
https://aprendemosjuntos.elpais.com/especial/las-mujeres-en-la-historia-de-los-libros-un-paisaje-borrado-irene-vallejo/
Y perdonad por la publicidad subliminal que hago del banco que patrocina la entrevista. En estos tiempos en que se está privatizando internet, cuesta encontrar materiales accesibles por los que no haya que pagar algún peaje.

Un artículo reflexivo sobre el asunto que ocupa todas las portadas desde hace 3 meses. Para que lo leáis y hablemos de ello en las próximas clases de repaso. Y otra reflexión crítica sobre una serie de televisión que me ha gustado mucho. A ver qué os parece.

jueves, 7 de mayo de 2020

F S TKM


Para contrarrestar el artículo del otro día sobre Fernando Simón, y para reírnos un poco con todo lo que nos está pasando (sin por ello quitarle importancia ni seriedad a lo que nos está pasando).

miércoles, 29 de abril de 2020

Fernando Beltrán: Stevenson

Este curso, el poeta homenajeado por el Ayuntamiento de Leganés es FERNANDO BELTRÁN, un ser curioso porque además de escritor es inventor de palabras. Por razones evidentes, no va a poder visitarnos ni hablar con nosotrxs en el encuentro que se suele celebrar por estas fechas en el salón de actos del Saramago. Pero él ha decidido mantener el encuentro con nosotrxs a través de una serie de vídeos en los que nos recita algunos poemas suyos y algunos poemas de otros y nos cuenta qué significa para él ser poeta. Os adjunto el primero de ellos.
Me gustaría que escribierais algo a partir de este audiovisual. Algo relacionado con la escritura, o con la poesía, o con los columpios de la infancia o con los faros o con los muros o con los viajes... No tiene por qué ser un texto, puede ser un dibujo, un collage, una fotografía, otro vídeo, una canción... pero también puede ser un texto: una redacción, un cuento, un poema (haiku, soneto, verso libre, silva, romance, sextina, etc.), una noticia, un ensayo, un aforismo, una reflexión...


lunes, 27 de abril de 2020

Un poco más de lo mismo

Cuelgo este texto de Isaac Rosa (aunque ya sé que me repito un poco en el mismo autor) que tiene que ver tan de cerca con lo que nos está pasando, pero desde una perspectiva cercana a los manuales de instrucciones del argentino Julio Cortázar.

Instrucciones para odiar a Fernando Simón

Los odiadores de Fernando Simón se multiplican en la política, los medios y las redes. Si piensas que es difícil odiarlo, sigue estos sencillos pasos

Isaac Rosa, el diario.es, 21 de abril de 2020

Estoy harto, estoy cabreado, estoy asustado, y necesito yo también un chivo expiatorio en el que volcar las emociones negativas del confinamiento. Así que he decidido apostar sobre seguro: me sumo a la corriente de odio que en las últimas semanas recorre la vida política y mediática: el odio a Fernando Simón.
Ojo, que hablo de "odio", no de críticas, reproches u objeciones. Así que no se me den por aludidos los críticos razonables de la labor del director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. Hablo de ODIAR, con todas las letras, y respetando la definición precisa del diccionario: "antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea".
No sé si te ha llegado la onda, pero los odiadores de Fernando Simón se multiplican en la política, los medios y las redes. Sí, a mí también me parecía sorprendente tanta inquina, hasta que me he unido a ellos. Si como yo, también tú quieres odiarlo aunque sea por un rato, te ofrezco un método rápido. Quizás piensas que es difícil odiar a Simón, pero con estos sencillos pasos lo conseguirás:
1.- No sigas las comparecencias de Fernando Simón. Desconecta desde ahora mismo, o no conseguirás odiarlo. El tipo lleva dos meses dando la cara a diario, explicando con paciencia, sencillez y pedagogía asuntos complejos y controvertidos a una audiencia en shock, dando la cara por el equipo al que pertenece, asumiendo errores propios y ajenos, y respondiendo preguntas de la prensa. Si lo ves a diario, caerás en su hechizo, te parecerá un tipo agradable, cercano, incluso simpático. ¡Aléjate de él! Puedes acabar pensando que, aun con todas sus equivocaciones, está haciendo un buen trabajo en un momento tan difícil. Así que deja de verlo. Sustituye las largas comparecencias por cortes de vídeo sacados de contexto: ¡Fernando Simón riéndose de los muertos! ¡Fernando Simón asegurándonos que esto sería una gripecilla! ¡Fernando Simón diciendo una cosa y la contraria! ¡Fernando Simón tosiendo sin taparse con el codo! Cuando hayas completado los siguientes puntos, podrás volver a ver sus comparecencias, que entonces te servirán para consolidar y acrecentar tu desprecio.
2.- Olvida quién es Fernando Simón y de dónde viene. Olvida su currículum, sus servicios prestados, su prestigio. Olvida los años que lleva en el cargo, y los gobiernos para los que ha trabajado. Olvida quién le nombró. Piensa mejor que es un incapaz, un inepto, una catástrofe con patas. Si no lo consigues, no pasa nada: reconoce que es un tipo preparado, pero servil. Un títere al servicio del gobierno. Las dos opciones valen. Win-win.
3.- Aplícale un buen sesgo retrospectivo: todos sabían lo que iba a pasar, menos él. Más aún: todos sabíamos lo que iba a pasar, menos él. Todos los expertos vieron venir la pandemia, menos Fernando Simón, que infravaloró las señales. Todos los epidemiólogos alertaron de millones de contagiados y miles de muertos, pero Fernando Simón no los escuchó. Todos los organismos internacionales pidieron que los países se preparasen para la mayor crisis planetaria en un siglo, pero Fernando Simón dijo que tranquis. Todo el mundo sabía que sería una masacre ir a las manis del 8 de marzo, pero Fernando Simón nos animó a ir.
4.- No mires lo que sucede en otros países, cómo otros gobiernos gestionan la crisis. Ni caso a los que dicen que todos han llegado tarde, incluso más tarde que España, y que la diferencia de impacto no está en la falta de previsión sino en otras causas estructurales o políticas previas (la inversión en sanidad e investigación, por ejemplo). No atiendas a quienes reconocen el esfuerzo de España (de su ciudadanía confinada sobre todo) para controlar el estallido y revertirlo poco a poco (muy poco a poco, sí). Y deja de mirar las cifras de muertos por países, no sea que otros nos acaben adelantando y nos chafen el odio.
5.- No disculpes ni un error, ni de Simón, ni del resto del equipo de crisis, ni por supuesto del gobierno. No concedas nunca el beneficio de la duda. Castiga por igual los titubeos iniciales para tomar medidas o la gravísima desprotección de los trabajadores sanitarios, que un malentendido en una rueda de prensa, o una medida torpe y en seguida rectificada (¡los niños en el súper!). No aceptes en ningún momento que puedan ser humanos falibles, sometidos a enorme presión, desbordados por la peor crisis en décadas, agotados, tomando decisiones en tiempo real y sin precedentes ni experiencias a seguir. ¡Leña al mono!
6.- No te fijes en quiénes son sus odiadores. Insisto: no sus críticos, hablo de sus odiadores. Quiénes son los políticos y periodistas que en los últimos días han dicho todo esto de Fernando Simón: irresponsable. Supuesto experto. Epidemiólogo celebrity. Inepto. Negligente. Mentiroso. Adoctrinador de niños. Al servicio del socialcomunismo. Servil. Marioneta. Muñeco de ventrílocuo. Siniestro. Sinvergüenza. Indecente. Doctor Muerte. Psicópata. Imbécil. Payaso. Monigote ridículo. Mamarracho. No quieras saber quiénes han pronunciado todos esos calificativos que he recogido de intervenciones, columnas, tertulias o tuits, no sea que no te guste estar en el mismo equipo con ellos.
Si has seguido estos seis sencillos pasos, enhorabuena: ya puedes odiar a Fernando Simón. Si aun así se te resiste y todavía te entran ganas de darle las gracias y un abrazo (¡distancia social, recuerda!), lo sentimos. Tendrás que conformarte con criticarlo, a él y a su equipo y al gobierno para el que trabaja, seguir señalando sus errores pasados y los que vendrán, y esperar pacientemente a cuando pase la urgencia y estemos en condiciones de exigir responsabilidades, y también ceses, incluido el del propio Fernando Simón. Si es que no dimite él antes, que bastante está aguantando.