jueves, 12 de diciembre de 2013

Resumen esquemático del tema de las lenguas de España

Se plantea el tema con una perspectiva global de la situación del mapa lingüístico actual de España, haciendo hincapié en la convivencia de las distintas lenguas y dialectos —sin entrar en detalles de las características particulares. Por otra parte, se estudia la situación del español en el mundo: lugares en que se habla, proyección cultural del castellano, así como perspectivas para un futuro próximo.

I LAS LENGUAS Y DIALECTOS DE ESPAÑA


En la actualidad en España se hablan tres lenguas de origen indoeuropeo, derivadas del latín (castellano, catalán y gallego) y una lengua no indoeuropea (el vasco o eusquera). La Constitución española de 1978 en su Art. 3.º da el rango de cooficiales en sus Comunidades a catalán, gallego y vasco. El castellano es el idioma oficial de la nación. La población que vive en comunidades bilingües es aproximadamente de dieciséis millones de habitantes, el 40% del número total de habitantes de España.
Cada una de las lenguas españolas ofrece variedades dialectales distintas:
1.1. El castellano: presenta, a grandes rasgos, las siguientes áreas dialectales:
·       La franja norte: Se corresponde con las zonas bilingües. Recibe influencia del gallego, el vasco y el catalán además de alguna característica de los dialectos históricos leones y aragonés. Por ejemplo, en el espacio geográfico del dominio del catalán se ensordecen las consonante finales (verdat, Valladolit, Madrit...) o se diferencia la pronunciación de «v» y «b».
·       La franja central: se ajusta más fielmente al castellano normativo. No obstante presenta rasgos propios de las hablas locales de esa área peninsular: la pérdida de la  «-d» final (Madrí o Madriz).
·       La franja sur: está ocupada, en su mayor parte, por los dialectos meridionales: extremeño, murciano, andaluz, canario... y presenta rasgos como el seseo, yeísmo, confusión de la «-r» y de la «-l» final de sílaba y pérdida de la «-s» final.

1.2. El gallego: La lengua gallega es el resultado del latín vulgar en los territorios situados al norte y al sur del río Miño. La lengua romance recibió el nombre de gallego-portugués. De gran importancia cultural durante la Edad Media, a partir del siglo XV entra en un período de decadencia y queda reducido al uso familiar. En el siglo XIX se fomenta de nuevo el uso del gallego como lengua literaria: Rosalía de Castro. Durante el siglo XX en diferentes momentos se trata de recuperar el gallego para su uso tanto literario como público.
        Es difícil segmentar zonas dialectales precisas. Se suelen diferenciar tres grandes zonas: occidental, central y oriental. Cuenta con más de dos millones y medio de hablantes en Galicia y en la franja colindante de Asturias.León y Zamora.

1.3. El vasco o euskera: es una lengua aislada cuyos orígenes siguen siendo un enigma. Son numerosas las teorías que han pretendido explicar su procedencia. Actualmente existen dos hipótesis sobre las que no hay pruebas concluyentes: para unos, el eusquera estaría emparentado con las lenguas caucásicas y para otros con lenguas como el bereber, sudanés... (camíticas). Lo único cierto es que no es una lengua indoeuropea y que es una lengua hispánica que estaba asentada antes de la romanización en el golfo de Vizcaya. El área primitiva era de extensión mayor que la actual.
El idioma vasco ha sobrevivido como lengua hablada en el ámbito familiar y como literatura oral que ha llegado hasta nuestros días. Es importante la poesía oral de los bertsolaris, poetas que improvisan.
En el vasco se distinguen dos grandes grupos dialectales: el vizcaíno y el centro-oriental con numerosas variantes. El modelo normativo base en la comunicación, la enseñanza y la administración es el euskera batua. Cuenta con más de setecientos mil hablantes en el país Vasco y en zonas del departamento francés de los Pirineos.

1.4. El catalán: Es el resultado de la evolución del latín vulgar en los territorios del antiguo principado de Cataluña. Se extendió durante la Reconquista por las islas Baleares y la mayor parte de Valencia, también se conserva en la isla de Cerdeña. Posee una riquísima literatura en la Edad Media y a partir del siglo XIX. El mapa dialectal catalán presenta mayor cohesión que el de la mayoría de las lenguas románicas. Cuenta con dos grandes áreas dialectales:
·       El catalán oriental: rosellonés. Central, balear y el de la isla de Cerdeña.
·       El catalán occidental: noroccidental y valenciano.
La hablan más de seis millones de personas en Cataluña, en la Comunidad Balear, en gran parte de la Comunidad Valenciana, en Andorra. Es la primera lengua no estatal de Europa en número de habitantes.

II BILINGÜISMO Y DIGLOSIA

En diversas zonas del territorio español se produce en la actualidad una situación de bilingüismo, ya que se usan dos lenguas con idénticas funciones y en situaciones comunicativas también idénticas. Esto ocurre en las comunidades autónomas de Galicia, País Vasco, Navarra (zona norte) Cataluña, Valencia y Baleares. En todas ellas se da el uso de dos lenguas españolas. Esta situación se inicia en el siglo XVI cuando el castellano se generaliza y en varias zonas convive con otras lenguas.
Hay auténtica situación de bilingüismo cuando el uso de ambas lenguas se produce en condiciones de igualdad.
Con el término diglosia se nombra el desequilibrio en el uso en un territorio de dos lenguas distintas, un código lingüístico suele utilizarse para las manifestaciones culturales que se produzcan y el otro código queda relegado al ámbito familiar. Diversos son los factores que influyen en la existencia de una situación de bilingüismo o diglosia:

1.   Tratamiento de favor administrativo o político de alguna de las lenguas.
2.     Desequilibrio en el desarrollo cultural que se plasma en la creación y difusión de la literatura y en uso mayor o menor en los medios de comunicación de masas.
3.     Importancia de la emigración y adaptación de ésta a una situación bilingüe, si no existe esta adaptación puede producirse un desequilibrio significativo.
4.     Existencia de un modelo general de uso al que se ajusten los hablantes; si no existe una lengua puede derivar en múltiples variantes que dificulten su aprendizaje y su utilización.


III EL ESPAÑOL EN EL MUNDO

El número de personas que en el mundo tienen el español como primera lengua es superior a los 350 millones de hablantes. Se habla en diecinueve países de Hispanoamérica, En Guinea Ecuatorial, Filipinas y en diversas colonias de judíos sefardíes. Es la segunda lengua de Estados Unidos. Es la segunda lengua de comunicación internacional -después del inglés-
En todo el mundo existen más de 16.000 publicaciones periódicas en castellano. El Instituto Cervantes tiene como función difundir la lengua y cultura españolas por el mundo.
3.1. El español en Estados Unidos. Existen unos treinta millones de hispanohablantes, es el idioma con mayor demanda en las universidades, en la enseñanza secundaria el 62% de estudiantes cursan español como segunda lengua. Siete son los diarios en castellano, existen 37 canales de televisión y cerca de cien emisoras de radio. Las características del español en esa zona son similares a la de la modalidad mexicana, aunque varían según la procedencia de los hablantes. En las áreas de extensión generalizada del español se ha producido una simbiosis lingüística que ha dado lugar al espanglish, híbrido de español e inglés fonético, gramatical y léxico.
3.2. El judeoespañol, ladino o sefardí. Es el idioma hablado por los descendientes de los judíos expulsados de España por los Reyes Católicos en 1492. lo hablan actualmente un millón de personas en distintos países. Israel , con varios cientos de miles de hablantes, es el país donde más extendido y más activo está su uso . es una lengua sustancialmente familiar y representa una muestra fiel de lo que fue el español de fines del siglo XV.

3.3. El español de Hispanoamérica.
El español llevado a América es el del siglo XVI. En la colonización intervinieron tanto hombre cultos como de extracción social baja, por lo que no existe una única variedad diastrático (depende del nivel cultural, social). El español convive con lenguas amerindias anteriores al descubrimiento, por ejemplo el quechua cuenta con 13 millones de hablantes en Perú y Bolivia.
Zonas dialectales: Se distinguen tradicionalmente cinco zonas dialectales basados en la mayor o menor fuerza de los sustratos precolombinos, zona quechua, zona araucana... otras clasificaciones se apoyan sólo en rasgos lingüísticos.
Algunos rasgos lingüísticos:
·       Fónicos: Seseo, Yeísmo, pérdida de «-s» final de palabra, aspiración de «h-» inicial, procedente de «f» inicial latina .
·       Morfosintácticos: distinto género en algún sustantivo, mayor uso del diminutivo que afecta a adjetivos y adverbios: apañadita, lucidito, ahorita, cerquita, lejitos...ausencia de laísmo, leísmo y loísmo... El voseo : ausencia total de la forma pronominal vosotros, la forma ustedes sustituye ésta, tanto para el tratamiento cortés como para el familiar. La forma vos que sustituye en algunas zonas al “tú” y en otras convive con ella (vos te quedás, vos tenés prisa...). Pérdida de algunas formas verbales, mayor uso de perífrasis verbales.
·       Léxicos: son los que reflejan mayores diferencias con el castellano peninsular: presenta tres componentes básicos en su formación:
o   el léxico patrimonial castellano,
o   léxico procedente de las distintas lenguas amerindias y
o   léxico africano.
En términos generales, en el léxico se produce una oscilación entre los arcaísmos y los neologismos. Numerosos términos que han dejado de usarse en el español peninsular siguen usándose con su significado primitivo o con un nuevo significado (esmorecer —desfallecer, morir—; arbeja —guisante—).
Existe gran facilidad para la incorporación de términos nuevos, especialmente préstamos o calcos: elevador, cartón (dibujo animado). Estos préstamos son de diversas procedencias: italiano, portugués, francés...y , por supuesto, del inglés —en forma de avalancha.

Interesantísimo artículo sobre el concepto de gratuidad en nuestra sociedad

   Descárgatelo gratis
       Hay aplicaciones y servicios digitales que no piden dinero, pero sí valiosos datos
Álex Grijelmo
14 de marzo de 2013

       "Gratis” es una de esas palabras que usamos y escribimos igual que los romanos de hace más de 2.000 años. Podemos, pues, maravillarnos ante ella como lo haríamos si nos mostraran unos hallazgos arqueológicos bajo el teatro de Mérida.
El Diccionario de la Real Academia define “gratis” sin mucha dedicación:
    “Gratuito (de balde). Gratuitamente (de gracia)”.
Prácticamente como la definición de 1780, edición en la cual se decía en esa misma entrada:
    “Lo mismo que de gracia, o de balde”.
Y si uno busca “gratuito”, encuentra:
    “De balde o de gracia”.
Y en “de balde” hallará:
    “Gratuitamente, sin coste alguno”.
Y en “de gracia” leeremos esta definición:
    “Gratuitamente, sin premio ni interés alguno”.
Nos ayuda a salvar ese círculo el Diccionario del español actual, dirigido por el académico Manuel Seco.
    “Gratis: sin pago o compensación a cambio”.
Resumimos nosotros, pues: ni hay pago ni hay compensación: se recibe algo sin coste ni interés alguno. Quizá pudiéramos afinar más: “A cambio de nada”.
La tecnología suele buscar contrapartidas. En este mundo casi nadie regala nada
La publicidad de las insistentes aplicaciones del smartphone o teléfono listo (quizá deberíamos reservar eso de “inteligente” para algo que fuera capaz de razonar) nos insiste en que descarguemos gratis tal o cual aplicación.
Ya empezamos asumiendo que semejante tarea es una “descarga”, aunque no cambiemos nada de sitio ni parezca de gran esfuerzo el empeño, ni nos dé calambre alguno, ni aliviemos a nadie de un peso ni saquemos los bultos de un camión de mudanzas. Aquí el elemento descargado no desaparece de un lugar para trasladarse a otro, sino que continúa donde estaba a pesar de que obtengamos de él una réplica o un servicio. Pero es una descarga, vale. Aceptamos descargar como equivalente de obtener o conseguir, o replicar o instalar, o copiar; y hasta aceptamos bajar como acción de mover algo que no estaba arriba, ni a ninguna altura conocida, que sepamos, y que además se queda en el mismo lugar para que lo descarguemos una y otra vez sin moverlo siquiera.
Todo eso lo aceptará la Academia y lo tenemos en el uso cotidiano.
Pero la palabra “gratis” está en otro costal. Su viejo sentido en latín y en español se mantiene vivo. Y ahora se aplica a una realidad distinta, quién sabe si con la misión de engañarnos. Nos esconden el significado tan agradable, tan grato (obtener algo “a cambio de nada”, por generosidad, por placer, gratis et amore) y nos dan otro parecido pero no igual (obtenerlo “a cambio de algo de lo que no nos damos cuenta”).
En efecto, al bajarnos o descargarnos determinadas aplicaciones o servicios no pagamos nada en el acto (al me-
nos así sucede con una parte de lo que se nos ofrece en ese escaparate que llevamos en el bolsillo); pero eso no supone que nos salga gratis.
Igual que censuraríamos por pleonásticas las expresiones “gratis total” o “totalmente gratis”, entendemos que lo gratuito no tiene grados: o una cosa es gratis del todo, o no es gratis. Solo con que costara un céntimo ya no sería algo gratuito.
Si un vecino le da de comer a un mendigo a cambio de que le pinte la puerta, no le está pidiendo dinero; pero tampoco le alimenta gratis.
Y si recibir algo gratis significó siempre que nos lo regalan, que no damos nada a cambio, no sucede eso en nuestros teléfonos listillos. Los trámites para descargar o bajar el servicio o para suscribirnos obligan a responder ante distintos requerimientos, que varían en cada caso: número de tarjeta, correo electrónico, datos personales...
Lo mismo sucede en algunos restaurantes, en ciertas tiendas donde resolvemos olvidos imperdonables o en comercios que nos ofrecen hacernos socios “gratuitamente” de un club de clientes. Pero si uno emprende el proceso para tal suscripción, se encontrará enseguida con un formulario donde se le reclaman algunos datos innecesarios para el fin propuesto. Por ejemplo, una red de gasolineras solicita, al ofrecer “gratis” su tarjeta de socio, datos como “ingresos anuales brutos del solicitante” o “ingresos anuales brutos del cónyuge”, además de otros que conciernen solo a la intimidad del vehículo.
No nos piden dinero, pero nos dan algo... a cambio de algo. No es a cambio de nada.
Quien nos reclama tales detalles personales —especial-mente las empresas de tecnología y comunicación digital— podrá usarlos en su propio beneficio. Los cruzará tal vez con lo que ya sabe de nosotros: dónde vivimos, por dónde nos movemos, qué recorridos y destinos buscamos en “cómo llegar”, cuánto dinero manejamos, qué pronóstico meteorológico nos interesa... Y obtendrá de ello una rentabilidad para segmentarnos en los estudios de mercado y ante los anunciantes, quienes nos asediarán luego con publicidad personalizada; o quién sabe si los empleará para juzgarnos aptos o rechazarnos cuando se dé la ocasión de que pidamos algo al poseedor de nuestros datos.
Así pues, la descarga, la serie de descargas o el uso de servicios aparentemente gratuitos no nos salen gratis, sino que damos mucho a cambio. Damos información sobre nosotros mismos, muy valiosa para el que la obtiene.
A unos les importará más y a otros menos. Dependerá de sensibilidades, o de prejuicios, o de prudencias, tal vez de ideologías, quizá de haber leído o no a Orwell. Pero la tecnología suele buscar contrapartidas. En ese mundo casi nadie regala nada; aunque diga que lo ofrece gratis.
El problema ahora es si nos podremos bajar de ahí.

Semántica de una expresión


Para que veáis la cantidad de cosas que pueden decir con la misma palabra:
 
¡Hombre! ¡Mujer!

1. Afirmar, asentir, dar permiso, dar la razón, expresar acuerdo: Claro, hombrepues, claro, hombresí, hombre (sí)(sí) hombre, claro que que sí, hombre (que sí)hombre, por supuesto
2. Negar, oponerse, contradecir, expresar reserva o reticencia, denegar permiso, rechazar algo: (No) hombre, (no)que no, hombre (que no)hombre, por Dios
3. Animar, insistir, tranquilizar: Venga, hombrevamos, hombreanda, hombre
4. Explicar, exponer razones: Pues, hombre
5. Ganar tiempo para pensar: Hombre, pues
6. Expresar sorpresa, decepción, desilusión, desagrado o molestia, lamentarse de algo: Vaya, hombre
7. Expresar incredulidad: Venga, hombreanda, hombre
8. Manifestar desacuerdo: Vamos, hombre
9. Responder a una disculpa: Nada, hombre
10. Expresar desprecio: Toma, hombre
11. Expresar desacuerdo parcial, reticencia: Pero, hombrehombre, perohombre, es que
12. Regañar, llamar la atención de alguien: Pero, hombrepero hombre por Dios

martes, 10 de diciembre de 2013

PROXÉMICA Y PARALENGUAJE


Introducción


El espacio y la voz, son otros dos aspectos de la comunicación efectiva. El primero tiene significado cultural, y puede expresar jerarquía o relación, y el segundo influye en la atención de quien recibe el mensaje, al igual que va a reflejar seguridad y credibilidad, sí es bien empleado.

Proxémica.

Es el estudio de la forma en que las personas utilizan el espacio (personal y/ o social) para comunicarse. Espacio comprende desde el aspecto físico del lugar o la distancia para hablar. La última, llamada conversacional, varía de acuerdo con aspectos personales y situacionales ( el lugar). Algunos aspectos personales son: sexo, agrado, edad; e internas como el nerviosismo.
Existen cuatro tipos de distancias:
  • Distancia cercana o íntima: Es en un espacio menor a un metro (desde 15 cm. a 50 cm.), indica familiaridad.
  • Distancia personal: Es en un espacio de 50 cm. a 75 cm., es la más cómoda y usual, se considera amistosa.
  • Distancia social: Es de uno a dos metros y medio, se utiliza para primeros acercamientos.
  • Distancia pública: Va más allá de los dos metros y medio, y se considera impersonal, se utiliza para discursos o conferencias.

El significado de un espacio definido es cultural. Por lo tanto tiene significado connotativo, dentro de ciertos contextos.

Paralenguaje.

Es el conjunto de características de las cualidades de la voz, tales como el tono, la dicción, la entonación, la fluidez y el ritmo al habla, además de que la risa, el llanto, el bostezo, las pausas, el suspiro y las muletillas, influyen en esta. El nerviosismo puede provocar un cambio en las cualidades de la voz.
Existen factores o elementos que intervienen en el significado de una frase, estos pueden ser:
  • Dicción: saber articular y pronunciar las palabras.
  • Tono: es el volumen alto o bajo.

  • Fluidez: es la facilidad de expresión.
  • Ritmo: son combinaciones de acentos, ritmos y pausas, y la velocidad con que ocurren estas. Un buen ritmo es de 2 palabras por segundo, o 120 palabras por minuto.
  • Entonación: Es la variación y flexiones de la voz, dan énfasis a la expresión y por lo tanto emotividad.

La voz es nuestra mejor arma en la comunicación oral, y para que cumpla su objetivo es necesario tener en cuenta todos los puntos anteriores y prestar atención a la importancia de cada uno.


Bibliografía.
Proxémica y Paralenguaje. Teoría Complementaria Media Center L.S Comunicación Verbal. Grupo 01

viernes, 6 de diciembre de 2013

Otro artículo relacionado con la educación en nuestro país (para que lo comentéis)

La séptima

Rosa Montero. El País

Haber tenido siete leyes para la enseñanza en 35 años es un disparate que raya con el suicidio educativo

Se mire como se mire, creo que haber tenido siete leyes para la enseñanza en 35 años es un disparate que raya con el suicidio educativo. Supongo que no hay españoles menores de 40 años que hayan podido cursar todos sus estudios dentro de un solo plan, una situación delirante que debe de influir en el bochornoso nivel de educación de nuestro país. Ya saben que, según la Evaluación de la Competencia de los Adultos llevada a cabo por la OCDE entre 23 países, España saca la peor nota de todos en matemáticas, y la segunda peor en comprensión lectora. Son unos datos catastróficos y me temo que la responsabilidad es colectiva, porque en ese diluvio de leyes para la enseñanza veo un ejemplo del sectarismo, de la incapacidad de nuestros políticos para trascender sus míseras batallas de poder y llegar a acuerdos nacionales en pro del bien común.
Total, que aquí tenemos la LOMCE de Wert, la séptima ley de la democracia, a la que la oposición ha prometido derogar en cuanto pueda (¡a por la octava!) y que no pinta nada bien: parece reforzar los centros concertados y debilitar a los públicos, además de dificultar que padres y profesores elijan a los directores. A lo peor el instituto Beatriz Galindo de Madrid, en donde yo estudié durante siete años, es un ejemplo de lo que puede pasar con la ley Wert si no lo impedimos. En julio de 2012, el PP les impuso un director a dedo, Carlos Romero, que desde entonces ha creado un conflicto monumental con los padres, los alumnos y todos los profesores. Romero fue denunciado por el PSOE en la Asamblea de Madrid por su “despotismo”, por no consensuar nada; por “arbitrariedades” como gastarse el dinero en barnizar los bancos de la capilla mientras la biblioteca permanecía cerrada. En suma: profesores, padres y alumnos debilitados, directores politizados que hacen y deshacen al servicio de su partido. No parece un buen plan para desasnarnos.

martes, 3 de diciembre de 2013

Una columna de EL MUNDO (comentario de texto de)

Ofender a España

     Si digo en voz alta «España», así sin más, sólo quiero decir tres o cuatro paisajes, unas cuantas ciudades, siete u ocho poetas, un convoy de canciones, cierta luz de Levante, un puñado de amigos, varios seres que amo y algún viernes que sabe a ron disuelto en abrazos donde está La Cibeles. Apenas esto. «Mi país eres tú», aullaba Cernuda. No se puede ir más lejos. Menos para el Gobierno, que ha pegado una salva siniestra con la Ley de Seguridad Ciudadana y pretende hacer de España un arca sagrada que yo no entiendo. Dicen que ofender el palabro podrá ser multado con 30.000 euros. Una pancarta basta. Un grito quizá, aunque traiga razón pero venga a destiempo. ¿Qué coño es esto?
     Si yo sé algo de la España de ahora es lo que veo en la calle. Una sociedad altamente ofendida, molturada, traicionada por tipos que hacen las leyes con puntas de sílex y rinden culto al bozal como los simios al monolito de Kubrick. Un Estado asentado en la ofensa es un terruño fallido, una agrupación campamental de castas y tribus. Y en eso estamos. Tengo a mi alrededor gente honesta asqueada con este presente, con este país. No van a callarse --y yo voy con ellos--. Desprecian las coacciones lunáticas de una banda de maulas, blindada en lo político, que está jugando al gua con la peña. Son los mismos que empiezan multando pancartas y terminan chapando periódicos. Hay portadas que pesan más que un grafiti de «puta España». Aquí hemos dado algunas, acreditadas, que han hecho flipar a lo lejos a la misma Mafia. ¿Eso no les ofende?
     Al Gobierno le faltaba esto para mancharse aún más el apellido. Se han inventado una forma de entender el país a la manera de las barricadas. Ellos son los buenos. Nosotros, delincuentes preventivos. Los de las manifas. Los de las protestas. Los violentos. Los indocumentados. El ministro Fernández ha puesto al censo entero bajo sospecha, un capricho muy de policía. Y ha logrado con su ley que España sea eso que sucede al margen de nosotros, como si estorbáramos.
     Lo próximo será que nos detengamos en casa, en familia, cuando alguno vea a otro en disposición de ofender a la patria, esa droga tan brusca. A este paso, también prohibirán la gripe y al primero que tosa le caerán dos hostias. Con su permiso y el de Jabois voy a delinquir suavecito: vaya mierda de país. Buenos días.