miércoles, 25 de mayo de 2016

Comentario de texto resuelto

Copio otro comentario de texto hecho por varias de vosotras (con algún añadido mío) en alguno de los exámenes de este curso que va tocando a su fin. En el comentario, cuando se remite a algunas líneas, puede que varíen con respecto a la maquetación del blog. Como leeréis falta explicitar los planos, aunque se habla de casi todos.
NOTA: cuando los responsables de la Universidad nos dieron el examen, maquetaron el texto sin reflejar el original: en vez de dos párrafos son cuatro; y no se trata de un texto completo sino de un fragmento del conjunto (por lo tanto, visto el escrito original, que podéis consultar en internet, no se trataría de una columna sino de un artículo de opinión, pero como está segmentado, acepto que lo consideréis una columna, que es lo que se ha puesto en 1.c.).

Cualquier aficionado a viajar sabe que el equipaje es clave en todo periplo, sobre todo si es largo en el tiempo y el propósito es moverse mucho e ir de un sitio para otro sin descanso. Dice un antiguo proverbio español que, en un viaje, incluso una pluma pesa demasiado, lo que significa que hay que aprender a hacer bien el equipaje. A mí me sucede siempre lo mismo: estudio bien lo que debo llevar y lo que está de más, planifico con pulcritud el contenido de mi bolsa, me largo y, al poco tiempo de andar por ahí, me doy cuenta de que hay un par de cosas que no sé para qué demonios llevo conmigo. Estoy seguro de que no existe el equipaje perfecto. Si alguien diese cursos de cómo enseñar a hacerlo, conmigo tendría ya un cliente. Digo esto porque viene a propósito de las guías: que pesan mucho. Y si es ya un engorro cargar con una pluma, ¿qué no será llevar una guía en la bolsa? Por eso, mi sistema consiste en destrozarlas. Me explico.
La guía de viaje, ya dije, es un instrumento útil, pero es un objeto que se vuelve inútil muy pronto. Son libros fungibles, esto es: pasan dos años y no sirven para nada. ¿Por qué? Pues por razones evidentes: hay hoteles y restaurantes que han cerrado, trenes que ya no se utilizan, líneas aéreas quebradas, barcos que han dejado de operar, precios que han subido (casi nunca bajan) y cambios políticos que transforman las fronteras. Por ejemplo, ¿para qué serviría hoy una guía de la antigua URSS o de la vieja Yugoslavia o de la Alemania anterior a 1989? Son naciones transformadas hace años, como consecuencia de la caída del universo comunista y del fin de la Guerra Fría.
Con ello quiero dejar claro que, en mi opinión, una guía no es un objeto para conservar y venerar como un libro, sino una suerte de material de usar y tirar… que, vuelvo a decirlo, pesa mucho.
Yo estudio bien los lugares adonde pienso ir. Y entonces, una vez decidido mi itinerario, voy arrancando las hojas de la guía que me serán de utilidad y el resto del texto va a la papelera.
(Javier Reverte, "Ligero de equipaje", en Mercurio, junio-julio, 2013)


1.a. El tema del texto que nos disponemos a analizar es la utilidad (poca para el autor) de las guías de viaje. Dicho texto tiene una estructura inductiva, ya que su tema se expresa al final del mismo.

1.b. El tema enunciado se sustenta en palabras clave como "viajar" (línea 1), "bolso" (línea 6) o "equipaje" (línea 8). A su vez podemos encontrar campos semánticos como los referidos al viaje ("equipaje, guía, fronteras"), al sector de servicios ("hoteles, trenes, restaurantes") y al material ("guía, libro, bolso").
No se encuentran adjetivos valorativos, lo que da al texto un tono de objetividad. Además, el autor se atribuye, de alguna manera, la razón, aunque a veces lo matice con algún marcador del discurso indicador de subjetividad: "en mi opinión" (línea 21). Se emplea el registro estándar, aunque hay algún cultismo, como "pulcritud" o "venerar".
Las formas verbales más utilizadas son el presente de indicativo, con formas personales como la primera persona del singular, y la tercera del singular (que refuerzan las funciones expresiva y representativa respectivamente). Este tiempo sirve al autor para expresar algunas opiniones como verdades absolutas: "una guía no es un objeto para conservar...". Predominan oraciones extensas, algunas causales (línea 10) o condicionales (líneas 8-9), que ayudan a construir un texto bien cohesionado y que tiende a la argumentación.
Está estructurado en cuatro párrafos. La modalidad oracional que predomina es la enunciativa, lo que, unido a los periodos largos, hace la lectura más lenta. No obstante, hay un par de interrogativas retóricas, que sirven a Javier Reverte para reformular lo que está diciendo y ejemplificarlo: véase a este respecto sobre todo lo que ocurre en la línea 17 y siguientes. Precisamente ahí encontramos alusiones a países desaparecidos, como la URSS o Yugoslavia, que sirven para consolidar la tesis de que las guías de viaje tienen una caducidad reducida. Otro argumento, en este caso basado en un proverbio (conocimiento general), es el de la pluma (línea 3-4). Para ir terminando con este apartado, también utiliza el sarcasmo en varias ocasiones, como cuando dice que si alguien da un curso para hacer el equipaje perfecto (en el que no cree) tendría en el autor un seguro cliente.

1.c. El texto, escrito por Javier Reverte y titulado "Ligero de equipaje" (un claro guiño al famoso verso de don Antonio Machado), es una columna, puesto que está publicado en el periódico Mercurio y, como hemos venido afirmando, tiene un claro carácter subjetivo: uso de la primera persona, tanto en formas verbales como pronominales. Por lo tanto, su modalidad es la argumentativa, ya que el autor comienza hablando de viajes y equipajes, y concluye con su opinión sobre las guías de viaje.

2. Se puede resumir así: Para el autor es muy difícil hacer un buen equipaje cuando se va a salir de viaje: muchas cosas acaban por no resultar útiles. Luego se centra en las guías de viaje: llega un momento en que no sirven porque han quedado desfasadas, así que no merece la pena cuidarlas sino exprimirlas y tirarlas.

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