lunes, 4 de marzo de 2024

COMENTARIO DE TEXTO PARA LA SEMANA DEL 11 DE MARZO

Leer y comer son dos formas de alimentarse y también de sobrevivir. No sabría decir qué es más orgánico, más íntimo, más necesario. Los clásicos lo tenían claro: primero vivir y después filosofar. Pero sucede que hoy los más refinados creen que comer es también una filosofía y mastican lentamente los alimentos pensando en su naturaleza ontológica, imaginando el largo camino que han recorrido hasta llegar a la mesa. Alguien sembró la semilla, regó las hortalizas, podó los frutales, salió de madrugada a pescar, apacentó el ganado. Alguien llevó todos esos productos al mercado. Alguien los cocinó con amor y sabiduría, con la cultura culinaria que arranca del neolítico. Los que comen así tratan de convertir también la sobremesa en un ejercicio moral, casi místico y no necesitan ninguna enseñanza de tantos masters chefs insoportables. Por otra parte existen lectores exquisitos que leen buscando en cada libro la isla del tesoro y siempre encuentran el cofre del pirata. Hasta hace bien poco ningún artilugio se interponía en esa placentera navegación de los sueños que a través de las páginas de los libros se eleva hasta el cerebro y tampoco ningún cocinero mediático perturbaba el trayecto que los alimentos naturales recorrían del plato al estómago. Pero hoy la cocina y la lectura están cambiando de sustancia. La cocina ha caído bajo la dictadura de los masters chefs que ejercen el papel de intermediarios del gusto con sus platos estructuralistas y la lectura se ha instalado en soportes digitales que imponen sus reglas al pensamiento con sus múltiples aplicaciones. Los artilugios informáticos exigen una lectura rápida, breve, fragmentada, superficial, líquida e inmediata. Los nuevos cocineros te obligan a admirar sus instalaciones artísticas en el plato sin preocuparse de lo que suceda después en el estómago. Así están las cosas.

(Manuel Vicent, “Comer, leer”, en El País, 29/05/2016)

COMENTARIO DE TEXTO PARA LA SEMANA DEL 6 DE MARZO

En una cárcel de su pueblo natal, Orihuela, ha muerto Miguel Hernández. Ha muerto solo, en una España hostil, enemiga de la España en que vivió su juventud, adversaria de la España que soñó su generosidad. Que otros maldigan a sus victimarios; que otros analicen y estudien su poesía. Yo quiero recordarlo.

Lo conocí cantando canciones populares españolas, en 1937. Poseía voz de bajo, un poco cerril, un poco animal inocente: sonaba a campo, a eco grave repetido por los valles, a piedra cayendo en un barranco. Tenía ojos oscuros de avellano, limpios, sin nada retorcido o intelectual; la boca, como las manos y el corazón, era grande y, como ellos, simple y jugosa, hecha de barro por unas manos puras y torpes; de mediana estatura, más bien robusto, era ágil, con la agilidad reposada de la sangre y los músculos, con la gravedad ágil de lo terrestre: se veía que era más prójimo de los potros serios y de los novillos melancólicos que de aquellos atormentados intelectuales compañeros suyos; llevaba la cabeza casi rapada y usaba pantalones de pana y alpargatas: parecía un soldado o un campesino. En aquella sala de un hotel de Valencia, llena de humo, de vanidad y, también, de pasión verdadera, Miguel Hernández cantaba con su voz de bajo y su cantar era como si todos los árboles cantaran. Como si un solo árbol, el árbol de una España naciente y milenaria, empezara a cantar de nuevo sus canciones. Ni chopo, ni olivo, ni encina, ni manzano, ni naranjo, sino todos ellos juntos, fundidas sus savias, sus aromas y sus hojas en ese árbol de carne y voz. Imposible recordarlo con palabras; más que en la memoria, “en el sabor del tiempo queda escrito”.

Después lo oí recitar poemas de amor y de guerra. A través de los versos –y no sabría decir ahora cómo eran o qué decían esos versos–, como a través de una cortina de luz lujosa, se oía mugir y gemir, se oía agonizar a un animal tierno y poderoso, un toro quizá, muerto en la tarde, alzando los ojos asombrados hacia unos impasibles espectadores de humo. Y ya no quisiera recordarlo más, ahora que tanto lo recuerdo. Sé que fuimos amigos; que caminamos por Madrid en ruinas y por Valencia, de noche, junto al mar o por las callejuelas intrincadas; sé que le gustaba trepar a los árboles y comer sandías, en tabernas de soldados; sé que después lo vi en París y que su presencia fue como una ráfaga de sol, de pan, en la ciudad negra. Lo recuerdo todo, pero no quisiera recordarlo... (Octavio Paz, Las peras del olmo, 1957)

jueves, 25 de enero de 2024

Comentario resuelto 29 de enero

Recuerdo bien a ese alumno que tuve hace una década; me contó que había sido un directivo de agenda colapsada, pero que la vida lo paralizó con un ictus como infausto regalo a los cuarenta. Al año siguiente de la tragedia, tartamudo y verbalmente desarmado, estaba dándose una nueva oportunidad en un aula de la Facultad de Filología, estudiando entre compañeros de mesa que no sobrepasaban la gozosa juventud de los veinte años. Al terminar la época de los exámenes y viendo llorar a una compañera por una nota, me dijo: «Cuando los veo llorar por un examen, siento envidia de sus lágrimas».

El pecado de la envidia está muy mal visto y hay consenso teológico y social en que perjudica a quien lo padece. No obstante, es más absoluto en su definición teórica que en su plasmación real. La Edad Media alternaba envidia con invidia, una palabra que se acercaba bastante al aspecto del étimo (in-videre: mirar con malos ojos); los hablantes fueron paulatinamente poniendo la palabra a jugar con todo tipo de matices, refinaron las formas de mala mirada que acarrea la envidia. Idearon la forma de nombrar a la envidia sin bilis, esa que llamamos «envidia sana» y que nuestros antepasados, más píos, denominaban «envidia santa» buscando como nosotros un modo de blanquear la oscuridad del sentimiento. La envidia entró en expresiones hechas como comerse o estar verde de envidia y generó numerosos refranes; de hecho, hoy, cuando ya hemos olvidado qué era la tiña, sabemos que esta enfermedad existió precisamente porque la hemos ligado a la envidia. Incluso se ha adoptado la palabra alemana Schadenfreude para designar con sentido técnico el malicioso placer que podemos sentir ante el mal ajeno.

Sí, pocos pecados han sido lingüísticamente tan productivos como este. Sin embargo, tanta variedad léxica no me ofrece una etiqueta que colgar a la envidia que siento ahora, que podría llamar «retroenvidia», porque se proyecta sobre mí misma en mi tiempo pasado más inmediato y lo codicia, como el nublado al celeste del que proviene. Yo miro al mes de febrero de 2020 con los ojos entornados de retroenvidia por su normalidad sin pandemia: no puedo pensar en ese tiempo tan cercano sin que sea iluminado por el oscuro rayo de este pecado. Y esa es una penitencia añadida a mi nueva normalidad. (Lola Pons Rodríguez, «La envidia», EL PAÍS, 19/08/2020)


AQUÍ DEJO UNA POSIBILIDAD DE SOLUCIÓN PARA ESTE TEXTO:

1a. Reflexión sobre la envidia y sus matices. Su estructura es inductiva puesto que la idea principal se encuentra en el último párrafo: tras un primer párrafo en el que parte de una anécdota y un segundo en el que se analiza el origen y usos de la palabra, en el tercero la aplica a una situación concreta de hace cuatro años.

1b. Se trata de un texto escrito en prosa, que consta —como acabo de señalar— de tres párrafos. Hay alguna cita entrecomillada (línea 6), y un paréntesis y algunos términos en cursiva que sirven para poner de manifiesto el metalenguaje.

En el plano fónico tiene una entonación enunciativa.

En cuanto al léxico-semántico, quizás lo más llamativo de este escrito de Lola Pons —reconocida filóloga— es que está atravesado por la palabra que le da título: hasta en 13 ocasiones se utiliza la palabra «envidia». Por otro lado, se puede hablar de dos campos semánticos importantes: el de la lingüística («definición, nombrar, matices, expresiones, refranes») y el de los sentimientos («envidia, codicia, bilis, llorar»). También aparece el de la edad o el tiempo en el primer párrafo. Estos campos vienen acompañados de elementos valorativos («gozosa juventud, penitencia, oscuro rayo, malicioso, píos») que acentúan el carácter subjetivo, y por tanto argumentativo, del texto. El registro utilizado por la autora es estándar, con algún matiz formal («étimo», «variedad léxica», tecnicismos del ámbito de la lingüística). Hay una locución de nuevo cuño: «nueva normalidad», que dio mucho que hablar en 2020. Asimismo, hay un neologismo: «retroenvidia» y una palabra de origen alemán, cuyo significado se aclara al finalizar el párrafo dos. Esto me lleva a llamar la atención sobre la importancia de la función metalingüística, particularmente en ese párrafo.

Si pasamos al plano morfosintáctico, conviene apuntar el uso de la primera persona ya desde la primera palabra: «Recuerdo», tanto singular como plural («yo miro, llamamos, hemos olvidado»), lo que refuerza las funciones expresiva (manifestación del pensamiento de la escritora) y apelativa (plural inclusivo con el que trata de hacernos partícipes a los lectores de lo que está diciendo). Los tiempos verbales más usados son el presente y el pretérito perfecto simple de indicativo. Los periodos oracionales no son demasiado extensos, excepto en el segundo párrafo.

El plano pragmático-textual confirma que la cohesión del texto viene dada por varios factores: en primer lugar, los marcadores («no obstante, sin embargo»); también las deixis (externas: «ahora, hoy», que hacen referencia al tiempo en que se publicó: año 2020; o internas: «esa», en la penúltima línea, catafórica, que hace referencia a penitencia, o «lo», segunda línea, anafórica, que remite a alumno); y la múltiple repetición de la palabra que da título al texto.

En cuanto a los elementos estilísticos, encontramos alguna metáfora, como cuando dice «blanquear la oscuridad del sentimiento», o alguna comparación: «como al nublado el celeste del que proviene». Sí llama la atención del oxímoron: «infausto regalo», que resulta chocante por lo paradójico de lo que propone y la antítesis: «blanquear la oscuridad». Pero no es un texto que abunde en estos elementos, puesto que la autora hace un análisis filológico de la cuestión, situándose fuera de ella, como una científica de la lengua.

1c. Por todo lo expuesto anteriormente, se puede concluir que se trata de un texto argumentativo, con algo de narración en el primer párrafo, y exposición en el segundo: explicación de la etimología y usos de la palabra envidia. En cuanto a la tipología, es periodístico porque apareció publicado en El País, en agosto de 2020, en plena pandemia; y por su extensión —no es excesivamente largo— podría tratarse de una columna.

2. El texto de Lola Pons comienza contando la anécdota de un alumno suyo que tuvo que reinventarse después de sufrir un ictus y usó el término envidia en una frase. A partir de ahí, hace una reflexión sobre la envidia desde sus orígenes etimológicos hasta las expresiones en que se usa. Y concluye haciendo una aplicación vital de la envidia: la que siente por la época prepandemia de febrero de ese mismo año.

domingo, 26 de noviembre de 2023

Comentario de texto para el MARTES 28 de noviembre

 Buenas noches. Os dejo aquí este comentario para que saquéis el TEMA y el RESUMEN

Lo corregiremos el martes. Mañana haremos alguna oración se sintaxis o dudas de los temas de literatura, como gustéis.





lunes, 9 de octubre de 2023

Comentario de texto para el 27 de octubre


PRÁCTICA DE COMENTARIO



Estaba el otro día leyendo la prensa en Internet cuando me topé con una de esas páginas horrendas que proponen series de fotos de famosos unidos por algún absurdo denominador común […]. Esta se titulaba “Personas famosas que han muerto sin que lo sepas”, y debo reconocer que caí cual mosca en la cera de un velón funerario. Me amorré a esa bazofia durante hora y media, pulsando una y otra vez retratos de finados. Lo dejé, por agotamiento, en el muerto número 178, que era un tal Peter Ivers, compositor y presentador de televisión en los años ochenta en Estados Unidos, a quien mataron en extrañas circunstancias. El texto añadía: “Hasta el día de hoy, los abogados encargados no tienen conclusión del asesinato. Pero estamos seguros de que el legado de Peter vivirá por siempre”. Mentira cochina, claro está. Hablo del legado. Uno se muere y después se muere un poco más, a medida que van desapareciendo quienes te recuerdan.

¿Por qué hay siempre tantas mentiras sobre la muerte? Me contesto yo misma: porque nos da un repeluco monumental e intentamos protegernos de ese miedo con eufemismos y escapismos varios. […] Pero luego hay un puñado de neuróticos, como yo, que llevamos una especie de taxímetro en la cabeza, un tictac constante en la carrera diaria hacia la nada. ¿Suena un poquitín espeluznante? Pues no debería. Eso se compensa, al menos en mi caso, con la aguda conciencia de estar viva, lo cual le da color y calor a la existencia. Soy una disfrutona, en fin, precisamente porque sé que moriré.

Estas reflexiones algo frikis vienen a cuento del profundo desasosiego que observo a mi alrededor. Y cómo no: creo que todos los habitantes del planeta estamos sufriendo un shock postraumático tras la llegada del coronabicho. […] La pandemia ha hecho trizas esa seguridad ilusoria y ha sentado a la muerte a nuestra mesa. Casi me da pena toda esa gente que por lo general vive creyéndose inmortal.

Por eso me voy a permitir recomendarles un pequeño pensamiento, un meme maravilloso que circula por las redes. Es una viñeta de Charlie y Snoopy; están sentados en un malecón de espaldas a nosotros, mirando el mar. Charlie dice: «Algún día me moriré». Y Snoopy contesta: «Sí, pero los demás días no». No sé quién es el genio que ha escrito este texto, pero resume todo lo que hay que saber. Así que aquí os lo dejo. De una neurótica obsesionada por la muerte a todos los hermanos de pandemia, con amor.


«De la vida y de la muerte», Rosa Montero, El País Semanal, 20/09/2020







CUESTIONES

1. Haga un comentario de texto del fragmento que se propone contestando a las preguntas siguientes: a) enuncie el tema del texto; b) detalle sus características lingüísticas y estilísticas más sobresalientes; c) indique qué tipo de texto es.

2. Redacte un resumen del contenido del texto.



RESPUESTAS



1a. Reflexión sobre el miedo a morir e invitación a disfrutar de la vida.

Su estructura es inductiva puesto que la tesis se encuentra hacia el final del texto.

1b. Para empezar, en lo que a su estructura externa se refiere, consta de cuatro párrafos escritos en prosa, 26 líneas, pero se han omitido tres pasajes, como se deduce de los corchetes de las líneas 2, 11 y 18, lo que quiere decir que el escrito original es más extenso. Además se observan algunas comillas que, tras la lectura, sabemos que sirven para citar un artículo de internet y para reproducir el contenido de una viñeta de Snoopy.

Pasando a la estructura interna, en el plano fónico predomina una entonación enunciativa; a la que se añaden dos interrogativas (líneas 11 y 14).

En el plano léxico-semántico, hay una palabra clave que atraviesa todo el texto, que es «muerte» (también aparece en el título), y que además genera un importante campo semántico: «funerario, finados, muerto, moriré, asesinato...». Al que se pueden sumar otras palabras relacionadas con la pandemia de Covid-19 que asoló el planeta hace tres años. Como contrapunto, otro campo semántico es el de la vida: «vive, inmortal, disfrutona...» Y un tercero es el de las redes sociales: «prensa, internet, meme, televisión...» Predomina en todo el escrito de Rosa Montero un lenguaje altamente valorativo, con adjetivos y sustantivos como «horrendas, bazofia, mentira cochina, espeluznante, maravilloso», que señalan hasta qué punto la autora está expresando su opinión: por tanto hay un alto componente de función expresiva, de subjetividad. A esto hay que sumar el uso de la ironía, que sobrevuela gran parte del escrito, y la utilización de un registro estándar pero cargado de coloquialismos, como «repeluco» o «disfrutona», y de neologismos, como «coronabicho», que tiene un toque humorístico, quizá para minimizar la gravedad de lo que estaba suponiendo esta enfermedad en 2020, año del artículo.

En lo tocante al plano morfosintáctico, la autora va empleando todas las personas, aunque las que más aparecen son la primera, singular (función expresiva) y plural (función apelativa), tanto en pronombres como en formas verbales: «me topé, debo, me contesto yo misma, intentamos, nuestra...» Las formas plurales con la clara intención de inmiscuir al receptor/lector en sus planteamientos. También abundan las palabras en tercera persona: «proponen, vienen, vivirá, era, hay...» con función representativa. Y cuatro formas en segunda persona: «sepas» (pero esta forma parte del título del artículo que lee Rosa Montero en internet, con lo cual se puede obviar), «te, os» y «recomendarles» (línea 21, usado como forma de cortesía para apelar a los receptores como ustedes). También el «a todos los hermanos de pandemia» del final se puede considerar una locución dirigida a una segunda persona genérica.

El tiempo verbal predominante es el presente de indicativo. Con él se pretende impregnar de un aire de actualidad lo que se está contando. En algún caso se trata de un presente gnómico: «uno se muere». Además, hay algunos pretéritos imperfectos y perfectos simples (solo en el primer párrafo) de indicativo porque es el tiempo de la narración y en esa parte está contando el ejemplo de la noticia de internet que leyó: «Estaba, topé, me amorré, mataron, añadía...». Hay algún perfecto compuesto en cada párrafo. Y tres futuros, pero dos de ellos son en las citas, así que —de nuevo— no lo ha escrito directamente la autora. Algún caso de subjuntivo, de condicional o algún gerundio o infinitivo suelto. Sí cabe destacar la presencia de cuatro perífrasis: dos aspectuales y dos modales de obligación. El texto se cierra con una frase nominal que trata de imitar el estilo epistolar. Y hay alguna oración impersonal, como la interrogativa, lo que hace que la pregunta resulte más universal. Por lo demás, abundan las oraciones de extensión media-larga, con mucha subordinación: propias del estilo argumentativo. Aunque, según avanzan los párrafos, hay algunas más cortas.

En cuarto lugar, en el plano pragmático-textual, se puede observar que la autora busca con este texto exponer sus ideas sobre la vida y la muerte y para ello emplea un tono conversacional, cercano, en el que incluye o se dirige a los lectores (tanto con la 1.ª persona de plural como con la 2.ª persona, alternando formas de cortesía —«les»— con formas más cercanas —«os»—), con lo que se asegura un gran alcance y difusión de su artículo. Tengamos en cuenta que los textos periodísticos buscan llegar a un amplio número de personas.

En cuanto a los mecanismos de cohesión, ya hemos hablado de la recurrencia de la palabra «muerte», así como de algunas sustituciones por sinonimia: el término «finados» (forma culta) en lugar de «muertos». Hay abundantes deixis a lo largo del escrito: tanto internas anafóricas («aquí», línea 25, que remite a lo dicho inmediatamente antes; o «Esta», línea 2, que remite a página de internet), como alguna catafórica («le», línea 15, que antecede a «a la existencia»). Y externas: como por ejemplo «hoy» (línea 7) que remite a la fecha en que se escribió el texto de la muerte de Peter Ivers. En cuanto al uso de marcadores, se puede destacar varios que sirven para explicar las causas del razonamiento de Rosa Montero: «porque, lo cual, por eso, así que». También aparecen las conjunciones «Y» o «Pero» para conectar oraciones. Hay alguna inferencia, como la referencia a la pandemia en la línea 20, que podemos deducir que es la del Covid-19 por la fecha de publicación del artículo.

El título también participa en la coherencia, puesto que sintetiza las ideas principales del escrito: la vida y la muerte. Lleva delante una preposición «de» que indica los temas sobre los que va a reflexionar la escritora, a la manera de los títulos de ensayos clásicos como los de Montaigne.

En lo tocante a figuras retóricas y elementos estilísticos, destaca el uso de frases hechas, que de nuevo contribuyen a hacer el texto más cercano para los lectores; por ejemplo «mentira cochina», con un cierto toque de lenguaje infantil, o el «con amor» final, más propio del trato íntimo que de un texto público, afianzando la confianza entre autora y receptor/es. También hay comparaciones, «cual mosca en la cera de un velón», metáforas, «llevamos una especie de taxímetro en la cabeza», en que se identifica la vida con una carrera de taxi, paronomasia entre las palabras «calor» y «color», onomatopeya («tictac»), personificación («ha sentado a la muerte a nuestra mesa»), paradoja: «soy una disfrutona porque sé que moriré», e interrogaciones retóricas. Es decir, hay abundantes recursos retóricos que tratan de construir un texto con función poética, capaz de persuadir a sus lectores por la belleza de su construcción.

1c. Por todo lo dicho anteriormente, se trata de un texto periodístico de opinión, concretamente un artículo de opinión, porque tiene una amplia extensión —si tenemos en cuenta los fragmentos que se han elidido—, se publicó en un semanario de amplia difusión en España, con fecha de septiembre de 2020, momento en que todavía la epidemia asolaba el planeta.

Asimismo, se trata de un texto argumentativo porque la autora trata de persuadirnos con sus opiniones sobre la muerte, aunque ella misma las considere extravagantes («frikis», una expresión profundamente valorativa). Por tanto, está cargado de subjetividad, tal como hemos demostrado en la pregunta 1b, funciones expresiva y apelativa, cantidad de elementos connotativos y embellecimiento del mensaje con elementos estilísticos.

2. En este artículo, la escritora Rosa Montero reflexiona sobre las mentiras creadas en torno a la muerte y cómo intentar escapar de ella, a partir de la lectura de una página web. Habla de la inevitabilidad de la muerte y sostiene que la pandemia ha provocado que esté más presente en nuestras vidas. Por último, cita una viñeta de Snoopy en la que se dice que hay que aprovechar la vida, para que hagamos lo propio.


 

domingo, 17 de septiembre de 2023

Programación del curso

PROGRAMACIÓN TEMPORIZADA DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA DE 2.º BACHILLERATO. CURSO 2023-2024


1.er TRIMESTRE

13-15 de septiembre: Lectura de Luces de bohemia de Ramón María del Valle-Inclán, al tiempo que hacemos sintaxis y morfología de algunos fragmentos. (2 sesiones)

18-22 de septiembre. Repaso del comentario de texto: teoría y práctica. (2 sesiones) Lectura y dudas de Luces de bohemia de Ramón María del Valle-Inclán. (4 sesiones)

25-29 de septiembre. Repaso de sintaxis y morfología. (4 sesiones)

29 de septiembre: entrega de texto argumentativo a favor o en contra de la limitación del uso de dispositivos móviles en las aulas.

2-6 de octubre. Comentarios de texto: práctica. (1 sesión) Textos periodísticos. (1 sesión) Textos humanísticos. (1 sesión) Textos científico-técnicos. (1 sesión)

9-10 de octubre. El texto: adecuación, coherencia y cohesión. (1 sesión) Marcadores y conectores. (1 sesión) Práctica de comentario (1 sesión).

16-20 de octubre. Práctica de comentarios de texto. (1 sesión) Repaso y dudas para el examen. (1 sesión)

23 de octubreEXAMEN de Lengua: comentario de texto (1abc, 2), texto argumentativo (3), sintaxis y pregunta de Lengua (4ab). [1 hora]

24 de octubre: resolución —si la han hecho todos— de la prueba del día 21 de octubre.

25-27 de octubre: Tema 1: Resolución de dudas sobre el Modernismo (1/2 sesiones). Resolución de dudas sobre la Generación del 98 (1/2 sesiones). Repaso de sintaxis y morfología.

27 de octubre: entrega de comentario de texto 1 [se colgará en el aula virtual o en el blog yonosoylipo.blogspot.com].

30 de octubre-3 de noviembre. Resolución de dudas sobre el tema 2: Literatura del Novecentismo y Vanguardias (2 sesiones). Resolución de dudas sobre el tema 3: Literatura de la Generación del 27 (2 sesiones).

de noviembre: entrega de pregunta desarrollada sobre Luces de bohemia.

6-10 de noviembre. Dudas sobre Luces de bohemia. (1 o 2 sesiones) Repaso y dudas para el examen. (2 o 3 sesiones)

13 de noviembre: EXAMEN de comentario de texto (1, 2), Literatura (temas 1, 2 ó 3), y lectura (Luces de bohemia). [1 h. 10 m.]

2.ª EVALUACIÓN

14 de noviembre: resolución —si la han hecho todos— de la prueba del día anterior.

15-17 de noviembre. Literatura: contexto histórico de finales del XIX, principios del XX y panorama de la literatura española de esa época.

20-24 de noviembre. Literatura: resolución de dudas sobre el tema 4: el teatro antes de 1939. (2 sesiones) Se alternará con repaso de comentario de texto. (2 sesiones)

27 de noviembre-1 de diciembre. Repaso sintaxis y morfología. (4 sesiones)

4-5 de diciembre: Resolución de dudas sobre el tema 5 de Literatura: narrativa 1939-1975. Análisis de textos relacionados. (4 sesiones)

11 de diciembre: entrega de texto argumentativo a favor o en contra de comprar ropa en tiendas de segunda mano.

11-15 de diciembre. Prácticas de comentario de texto y sintaxis. (3 sesiones)

18-21 de diciembre. Análisis, comentario y dudas sobre Entre visillos. (3 sesiones)

8-12 de enero. Resolución de dudas sobre el tema 6 de literatura: el teatro desde 1939 hasta nuestros días. (2 sesiones)

12 de enero: entrega de comentario de texto (modelo A: mirar aula virtual o blog).

15-19 enero: dudas para el examen.

22 de eneroEXAMEN tipo EVAU: comentario de texto, texto argumentativo, sintaxis, pregunta de Lengua, tema de Literatura (del 1-6) y Lecturas. (2 opciones a elegir; 1 hora 30 minutos)

23 de enero: resolución —si la han hecho todos— de la prueba del día 20 de enero.

24-26 de enero: Textos jurídico-administrativos. (1 sesión) Textos publicitarios. (1 sesión) Práctica de comentario de texto, sintaxis y pregunta de Lengua. (2 sesiones)

29 de enero: entrega de pregunta desarrollada sobre Entre visillos.

29 de enero-2 de febrero: Práctica de comentario de texto, sintaxis y pregunta de Lengua. (4 sesiones)

5 de febrero: entrega de texto argumentativo a favor o en contra de los alimentos precocinados.

5-9 de febrero: Práctica de comentario de texto, sintaxis y pregunta de Lengua. (4 sesiones)

12-16 de febrero: dudas para el examen.

19 de febreroEXAMEN tipo EVAU: comentario de texto, texto argumentativo, sintaxis, pregunta de Lengua, tema de Literatura (del 1-6) y Lecturas. (2 opciones a elegir; 1 hora 30 minutos)

3.er TRIMESTRE

20 de febrero: Revisión del examen de la 2.ª evaluación.

21-23 de febrero: temas 8 y 9 de literatura: dudas y ampliación a partir de textos. (4 sesiones)

26 de febrero-1 de marzo: Dudas sobre Soldados de Salamina. (2 sesiones) Práctica de comentario de texto, sintaxis y pregunta de Lengua. (2 sesiones)

4-8 de marzo: Práctica de comentario de texto, sintaxis y pregunta de Lengua. (4 sesiones)

12 de marzo (por confirmar)RECUPERACIÓN DE PENDIENTES DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA I (1.º de Bachillerato)


11 de marzo: entrega de texto argumentativo a favor o en contra de la importancia del silencio en nuestra vida.

12-15 de marzo: Práctica de comentario de texto, sintaxis y pregunta de Lengua. (4 sesiones)

18-21 de marzo. Repaso de comentario de texto, sintaxis y lengua.

2-5 de abril. Repaso y dudas para el examen.

8 de abril: entrega de pregunta desarrollada sobre Soldados de Salamina.

8-12 de abril: Repaso y dudas para el examen.

15 de abrilEXAMEN tipo EVAU: comentario de texto, argumentación, sintaxis, pregunta de Lengua, tema de Literatura (temas 6, 8 y 9) y Lectura (2 opciones a elegir; 1 h. y media)

16 de abril: Revisión del examen del día anterior.

17-19 de abril: Repaso de comentario de texto, sintaxis y lengua.

19 de abril: entrega de comentario de texto (modelo A: mirar blog).

22-23 de abril al 1 de mayo: repaso y dudas: comentarios, sintaxis, ortografía.

24 de abrilEXAMEN tipo EVAU: comentario de texto, argumentación, sintaxis, pregunta de Lengua, tema de Literatura y Lectura (entran todos los temas y las lecturas; 2 opciones a elegir; 1 h. y media)

29 de abril: Revisión del examen

29 de abril-7 de mayo: repaso y dudas: comentarios, sintaxis, ortografía.

8 de mayoEXAMEN tipo EVAU: comentario de texto, argumentación, sintaxis, pregunta de Lengua, tema de Literatura y Lectura (entran todos los temas y las lecturas; 2 opciones a elegir; 1 h. y media)